¿Sería ético intervenir?

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Lapidación, el precio del amor en Pakistán

Mientras en el mundo occidental instituimos el día de SanValentín (día de los enamorados), un día con trasfondo de consumo pero al fin yal cabo relacionado con la ilusión y el amor; en otros países, en otras culturas,está el drama de impedir que las personas crezcan, por culpa del objetivo ocultode mantener el orden social. Culturas basadas en el machismo, y elaboradas porreligiones, ignorancias, y supersticiones, llevan a un orden impuesto por ellosmismos que condena al sufrimiento y el fracaso personal de la mujer que tieneque acatar la normativa impuesta por padres, maridos y moral.
En este sentido, aunque lentamente, parece que en nuestracivilización vamos avanzando. Pero hoy en día aún hay civilizaciones que estándonde estuvimos en nuestra Edad Media. Lamentamos esa situación de una vidafrustrada de mujeres y consentida por sus “seres queridos”. ¡Qué tristeza! Mirala cara de esas jóvenes. La cultura hace que tanto la madre como el padre queseguro las quieren mucho, consideren normal este tipo de comportamientos.
 “Para poner fin a lossistemas alternativos de justicia”, lo único que cabe es la educación. Paraello deberían involucrarse los políticos locales que tienen esa misma cultura yque no quieren complicarse la vida. Lo único que les interesa es continuar enla poltrona y para ello sólo tienen que reconocer que las cosas “son como son”y que “no se puede hacer nada”.
¿Cómo se puede disuadir a lospolíticos locales para que fomenten la educación que libere a las mujeres de laopresión en que viven y de la que no son conscientes? Los intereses económicosoccidentales lo dejarán correr “porque no es esta su función”, pero los poderespolíticos occidentales sí podrán crear presión ante los locales amenazando conquitar ayudas o impedir transacciones comerciales (con lo que se tiraránpiedras a su propio tejado). Lo que pasa es que nuestros políticos tambiéndirán lo mismo que nuestros emprendedores negociantes: Que eso no es cosa deellos. Los intereses económicos mandan sobre los de las personas. Elpragmatismo continúa imponiéndose.
Total, entre unos y otros, lacasa sin barrer y como siempre: La mujer sufriendo.
¿Debe el mundo occidentalasumir algún tipo de responsabilidad por la omisión y pasar a algún tipo deacción para tratar de impedir tanto sufrimiento impuesto? ¿Hay que dejar queotras culturas continúen con su deriva y sigan su propio destino? ¿Nuestracultura puede poner como ejemplo una moral que también tiene mucho que desear?¿Con qué tipo de autoridad podemos intervenir? ¿Se puede o debe disuadir de laviolencia contra las mujeres en una cultura extraña a la nuestra?¿Y si secalificaran estos comportamientos como “crímenes contra la Humanidad de lasculturas”?
¿Por dónde empezamos?