Fringe ha terminado, la tercera temporada llegó a su final y millones de fanáticos de esta serie se encuentran desconcertados por lo visto en el último capítulo, ese capítulo que gustó, tensionó y descolocó a todos.
Gran final para algunos, pobre y raro para otros, Fringe siempre tuvo los mismos adeptos, aquellos que se quejan de sus capítulos pero lo siguen viendo y aquellos otros talibanes de Jay Jay Abrams que veneran toda ficción del mismo. Amado y odiado Fringe nos regalo un final a pura marihuana.
Tiempo atrás afirme aquí que Fringe es un libertinaje, es una serie que abusa de la libertad que la televisión le brinda, tiene esa actitud irrespetuosa hacia sus televidentes, tiene un gran atrevimiento contra “la ley de la TV”, por lo distinto, por animarse a mas, al vale todo, por este libertinaje que osan mostrar capitulo tras capitulo, hace que Fringe sea una gran serie, una serie distinta, una serie que se anima a todo sin miedo al ridículo o a la multa, enfrentando todos los géneros corriendo el riesgo de la cancelación ya que en un mundo aun religioso, monoteísta y lineal Fringe no tiene el lugar que se merece ni siquiera en la ficción.
Y así fue su final, fuera de toda lógica, de todo entendimiento, conflictiva, interesante y borrosa ya que nunca busco acaparar al publico simplista, al básico cuarentón con sus cuatro comidas diarias, Fringe es futuro, es posmodernidad, juega con las leyes del inconsciente y nada puede resumirse y entenderse en la conciencia del sujeto por eso, como espectador, la mejor forma de acercarnos al mundo de atrás, de entender “lo otro psíquico” de Fringe es mediante el uso de la marihuana, quizás la misma que fumaron sus creadores.
Del final mucho se puede decir, múltiples teorías se escucharon por todos lados. Desde aquí solo diremos que pensamos que Peter era un objeto utilizado por los Observadores para devolver el balance entre los universos, que a Jay jay Abrams le es imposible hacer series sin paradojas en el tiempo y que este final es el ejemplo perfecto de cómo cerrar una historia mientras abres otra aún más impresionante.
Ese capítulo final es una poesía que todo seriefilo debe ver.