Análisis de la serie Homecoming de Amazon
Parece que las plataformas en streaming Hulu y Amazon Prime se está convirtiendo poco a poco, y casi sin hacer ruido, en la fábrica de la que nacen los sueños, las buenas ideas.
Ambas son, a día de hoy, el lugar en el que se están realizando las mejores series. Netflix sigue enredada en la distribución de casi cualquier cosa que huela a éxito, al tiempo que la controversia sigue creciendo por la cancelación de un mayor número de series.
HBO es caso aparte, porque mientras no está enfrascada en las guerras de Poniente, sigue apostando por sus series marcadas por su indiscutile sello personal basado en la calidad absoluta. Heridas abiertas, es una buena prueba de ello. Una serie que no es mediática pero que podríamos catalogar de obra maestra, no en vano, está dirigida por uno de los directores con más personalidad del momento: Jean Marc Vallée, que también desarrolló Big Little Lies.
Así que Amazon y Hulu son las únicas que se atreven con todo, su menor notoriedad les permite probar cosas diferentes, arriesgadas, nadar contra corriente. Y muchos showrunners o miembros de la industria están abandonando la comodidad de otras cadenas para apostar fuerte por estas plataformas, sabedores de que será allí donde pueden desplegar todo su talento. Aunque cuidado, es Amazon la que va a tirar la casa por la ventana por la compra de los derechos de Tolkien y su próxima adaptación del universo de El señor de los anillos.
Y si hablamos de talento en el mundo de las series, tenemos que hablar de Sam Smail, creador de la serie Mr. Robot, una auténtica serie de culto.
Smail ha decidido cambiar USA Network -otro canal que sabe lo que se hace- por Amazon. Y para ello ha contado con un cheque en blanco, no sé si en cuanto al número de ceros de su contrato, pero sí en su libertad creativa, y eso para alguien de la imaginación de Sam Smail es muy importante.
Para mí, lo principal a destacar de un creador es que sea fiel a sus principios, que sepa imprimir un sello reconocible a todas sus obras con independencia del tema que trate. Sam Smail lo consigue en su nueva serie: Homecoming. Al igual que el antes mencionado Jean Marc Vallée en todo lo que hace.
Porque Homecoming es una serie experimental en todos los sentidos que se os ocurran. Una serie que se puede definir en una sola palabra: original.
Original en cuanto a la historia que nos propone pero original sobre todo en el formato. Estamos ante una serie de diez episodios pero solo de 30 minutos de duración, algo poco habitual si no tenemos en cuenta la comedia. Si bien es cierto que cada vez hay más series que apuestan por el formato corto, en este drama, es toda una novedad.
Original en cuanto a la direción artística y producción. Homecoming narra una historia cargada de misterio en dos planos temporales: pasado y presente. Para las escenas del pasado se utiliza el clásico sistema panorámico 16:9 bañado en tonos más alegres que reconfortan al espectador.
En el presente en cambio, apuesta por un formato vertical, en el que la imagen se muestra como si de un teléfono móvil se tratara. Obviamente esto añade una sensación de estrés y angustia al espectador, acrecentado por la nueva escala cromática que se usa en el tratamiento de la imagen y por ver a los mismos personajes muy avanzados en el tiempo y en posiciones totalmente descolocadas respecto a lo que habíamos visto en el pasado.
¿De qué va la serie Homecoming?
La serie Homecoming nos cuenta la historia de la psicóloga Heidi Bergman, que participa en un programa del gobierno llamado Homecoming, que intenta ayudar a la insercción de los soldados americanos cuando vuelven del campo de combate. Los soldados se sorprenden a ellos mismos sin saber muy bien a qué dedicarse, amén de los múltiples trastornos causados por el estrés postraumático derivados de la guerra.
Heidi se encuentra con un soldado especial, Walter Cruz al que ayuda de manera intensa y con el que termina implicándose mucho. El suyo es un caso especial.
La serie salta por los aires, cuando el primer salto temporal hacia el presente nos muestra a esa misma psicóloga trabajando en un bar de mala muerte, y siendo investigada por un agente del FBI. Pero lo impactante es que Heidi no parece recordar nada de su vida anterior.
Entrán en juego ahora ingredientes que siempre han funcionado muy bien y que provocan que la serie te vuele la cabeza. A saber, conspiranoia, investigaciones del FBI, thriller y giros radicales en la trama.
Julia Roberts y diez más
Por si fuera poco, el reparto está liderado por Julia Roberts, una de las grandes musas de Hollywood, que todavía no se había decidido a dar el salto al mundo de las series -obviaré lo de pequeña pantalla que es un cliché trasnochado que no demuestra el hecho de que es en televisión en donde se está realizando el verdadero arte-.
Eso sí la Roberts sigue rodeada de ese halo de musa, de novia de América, y a las primeras de cambio ha dejado colgado a Sam Smail para la segunda temporada que ya está confirmada.
Además, el reparto se sustenta por el papelón del soldado Walter Cruz, interpretado por el actor Stehpen James.
También tenemos a Bobby Cannavale, un actor que todavía no tiene el reconocimiento que se merece, y que borda cualquier papel al que se enfrenta, por raro que sea, es el caso de Vinyl (esa joya incomprendida y cancelada de HBO) o en las últimas temporadas de Mr. Robot.
También tenemos a Sissy Spacek (la eterna niña de Carrie, la de la buena versión) que sigue disfrutando de interesantes papeles como en la reciente e imprescindible Castle Rock, que además tiene un guiño incluido al personaje de Stephen King que la acompañará allá donde vaya.
El rompecabezas que te volará la cabeza
La serie Homecoming, a parte de que es atractiva por su elenco y por la historia, es una clase magistral de dirección.
Planos muy cuidados que parecen fotografías, composiciones preciosistas y detalladas en la preparación de las escenas, una música muy bien elegida como no podía ser menos tratándose de Sam Esmail, y un plano secuencia espectacular en los primeros episodios, en el que acompañamos a Julia Roberts por un laberinto de tabiques y oficinas para conocer la sede de ese programa militar llamado Homecoming.
Como curiosidad contar que el propio Esmail se empeñó en construir un edificio de tres plantas sin techos ni paredes para poder rodar la escena del plano secuencia.
Desde luego, es un tipo con suerte y cuenta con el respaldo de los productores en los proyectos que emprende, y por su fuera poco, está casado con Emmy Rossum, la actriz más gamberra de la televisión gracias a la serie Shameless (Fiona Gallagher).
Si estás buscando emociones fuertes, si eres de los que buscan producos originales fuera de los circuitos más comerciales, si te gusta entrar en el juego que te plantee un director del talento de Sam Esmail, no busques más, esta es tu serie. Y recuerda, el pasado siempre vuelve, aunque sea para volarte la cabeza con una serie imprescindible.