Ver un capitulo de una serie estadounidense ambientada en los sesenta es pensar por qué tus padres no emigraron a los USA y te hicieron vivir en u capitulo de Cuentame. Porque bien sea a través de series como Mad Men o en esta nueva incursión en dicha década llamada Pan-Am, la comparación entre esas vidas tan interesantes y la de Antonio Alcántara y compañía es odiosa. Porque si algo te recuerda esta serie centrada en azafatas, auxiliares de vuelo y, con menos importancia de la que tienen en la realidad, pilotos, es lo maravilloso que la vida puede ser. Y lo guapos y guapas que era la tripulación de cualquier vuelo en Pan-Am. Nada que ver con lo que puedes encontrar en una compañía Low-Cost.
Tras los primeros capítulos que Canal Plus emite en la noche de los sábados, puedo decir que Pan-Am mezcla excelente ambientación y un realismo presente en casa uno de los detalles que aparecen en la serie. Pero, apenas hay fondo que llene guiones predecibles y donde la originalidad es introducir una trama de espionaje que es difícil creer. Que Cristina Ricci aparezca en los títulos de crédito, da mas temas que otra cosa. Su función de chica florero en una historia coral hace que uno piense que tan solo querían un nombre conocido y poco mas.
Claro que, siendo todo tan bonito y lleno de color y rostros atractivos, uno se queda en el sillón embaucado por lo que aparece en la tele. Pero eso solo dura tres capítulos.
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