Hazlo en un lugar tabú, por ejemplo, en el probador de una tienda o de noche, en el estacionamiento de un restaurante. Sí, es arriesgado, pero ahí es precisamente donde está lo bueno. "Un miedo moderado-no el terror de enfrentarse a un león hambriento, sino el que sientes ante la posibilidad de ser sorprendida en alguna travesura- hace producir adrenalina, la misma sustancia supersexual que produces cuando estás excitada", dice Fitzgerald, terapeuta sexual. En otras palabras, la emoción de hacerlo en un lugar prohibido puede ser un "juego de calentamiento" tan efectvo como una hora de besos, caricias y canciones románticas.
"Mi esposo y yo tenemos sexo adúltero", confiesa Rocio BArrios, ilustradora, de 30 años, de Colombia, "pero el uno con el otro. Supusimos que las personas que se envuelven en affaires se ponen tan calientes que lo hacen hasta en el clóset, en un carro o en la última fila del cine...Y nos dimos cuenta de que la sensación que experimentan no es por la persona con quie lo están haciendo ,sino por robarse unos minutos y dedicársels al sexo, cuando no deberían. Esta revelación ha sacudido nuestra vida sexual.