Mujer de 30 años. Acude a consulta hace un año, para solucionar un problema de pareja. Lleva casada un año con un hombre anteriormente separado. Refiere sentir celos por la ex de su marido, se compara sexualmente con ella. Comenta que desde joven siempre ha tenido dificultad para llegar al orgasmo, no logra concentrarse y cada vez que hace el amor con su marido, le vienen imágenes a la mente de otras mujeres gozando sexualmente con las que se excita y llega de manera culposa al orgasmo. Se ha planteado seriamente si tiene una disposición bisexual u homosexual porque no logra entender la dificultad que tiene para disfrutar plenamente del sexo con un hombre y del goce que siente de imaginar el goce de otras mujeres. Tras un año de psicoanálisis, se descubre que la paciente mantenía su goce con la masturbación, cuya práctica sexual había descubierto a los siete años, cruzando y frotando accidentalmente sus dos piernas. Desde entonces, esta práctica la ha mantenido vigente y llega a considerar que nadie puede hacerla gozar más ella consigo misma. Recuerda así mismo que su madre siempre fue una mujer de moral represora y nunca le explicó nada sobre la sexualidad de la mujer. Mantiene vivo un recuerdo auditivo desde la edad de los siete años y era el sonido jadeante de su madre gozando sexualmente de su padre. Comenta que aquello la asustó enormemente y casi se orina del miedo que sintió. Para evitar orinarse, cruzó fuertemente sus piernas y sintió una sensación nueva y placentera en su clítoris que le llevó accidentalmente al descubrimiento de la masturbación. El recuerdo de la madre gozando sucumbió a la represión hasta que la paciente comenzó a psicoanalizarse. Pudo asociar que las imágenes de mujeres que le venían a su mente mientras ella practicaba el coito con su marido, eran un desplazamiento de la imagen de la madre gozando. Así mismo, la dificultad que la paciente tenía para gozarse debía a una fijación de su libido sexual al placer masturbatorio infantil. Actualmente sigue en tratamiento psicoanalítico.