Sexy # 11 Obvio

Al final como en Trainspotting de Danny Boyle (1996) todos los que fueron libertarios y rebeldes terminan en una casa con una mujer y un perro, o un marido y un perro, pero no porque les guste, en mucho “porque es lo que hay que hacer”.  “Los raros” terminan asimilándose. No aguantan presión.
 “La gente normal” no acoge, ni respeta, ni acepta a lo que no se les parece, ósea a “la gente rara”, “los locos”. Se les vive arengando para que “cambien”, “sienten cabeza”, “vuelvan a la cordura” o “se ordenen”
Alguna gente va perdiendo su alma con el paso del tiempo.
No se piensa que  nadie es mejor ni peor,  que simplemente se debe ser quien se es, no se puede quebrantar lo que uno es por otros.
Ese es un pensamiento muy sofisticado para la mayoría.
Ser raro también puede volverse un cliché: Literato lentudo, rubia tonta, ¿no puede haber una rubia de 2 metros intelectual? Si las hay, Eliane Elias existe. Gracias Eliane.
Ser uno mismo, cuando todos son iguales, producidos en serie,  puede ser un suicidio o un atentado para los otros, un peligro y un desconsuelo.
Muchos tienen relaciones porque se aburren, porque no saben estar solos.
Estar con otros por estar es igual a tener sexo y no gozar.
Tener sexo promedio con gente promedio.
Paso.
No gracias.
No es negociable.
Ámate tú.
No te pierdas.
No pierdas el tiempo con gente que no te llena.
Pásala contigo mejor.
Pásala  bien.