El periodista de investigación y premio Pulitzer, Seymour Hersh, en dos artículos en el London Review of Books ( "¿De quién es el sarín?" Y "La línea roja y la línea de las Ratas" ) ha informado de que la administración de Obama falsamente acusó al gobierno de Siria, Bashar al-Assad del ataque con gas sarín, tratando de utilizarlo como excusa para invadir Siria; y Hersh señaló un informe de la inteligencia británica donde se exponía que el sarín que se utilizó provenía de las reservas de Assad. Hersh también dijo que se llegó a un acuerdo secreto en 2012 entre la Administración Obama y los líderes de Turquía, Arabia Saudita y Qatar, para establecer un ataque con gas sarín y echarle la culpa a Assad para que los EE.UU. pudieran invadir y derrocar a Assad y, que la antigua secretaria de estado, Hillary Clinton, aprobó la creación de una red de suministros de armas y componentes químicos desde Libia a los "rebeldes" sirios.
"Según los términos del acuerdo, la financiación provendría de Turquía, Arabia Saudí y Qatar. La CIA y el MI6 británico fueron los responsables de conseguir las armas de los arsenales de Gadafi para trasladarlas a Siria".
Hersh no dijo si tales armas incluían los componentes químicos para la fabricación de gas sarín que estaban almacenados en Libia, pero ha habido muchos informes independientes de que la Libia de Gadafi poseía tales depósitos y también de que el Consulado de EEUU en Libia estaba operando una "línea de ratas" o sea un tránsito de las armas capturadas del Ejército de Gadafi hacia Siria a través de Turquía.
Hersh no es el único reportero que ha estado cubriendo este asunto. El periodista de investigación Christoph Lehmann dijo en un artículo publicado el 7 de Octubre de 2013 y titulado "Altos responsables de EEUU y Arabia Saudí culpables de las armas químicas en Siria" que "Las evidencias conducen directamente a la Casa Blanca, al presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor Martin Dempsey, al director de la CIA John Brennan, al jefe de la Inteligencia saudí Príncipe Bandar bin Sultan y al Ministerio del Interior de Arabia Saudí".
Y, por si eso no fuera bastante, el análisis definitivo de las pruebas que fue realizado por dos analistas estadounidenses, el Lloyd-Postal Report, concluyó que "La interpretación de los datos de inteligencia técnicos realizada por el gobierno de EEUU antes y después del ataque del 21 de agosto puede no ser posiblemente correcto". Obama había estado, pues, claramente mintiendo. El gas sarin empleado no era del tipo que el Ejército sirio tenía en sus arsenales.
Sin embargo, ahora y por primera vez, Hersh ha implicado a Hillary Clinton directamente en esta "línea de ratas". En una entrevista con Alternet.org, Hersh fue preguntado acerca del papel jugado por la entonces secretaria de Estado de EEUU en la operación del Consultado norteamericano en Bengasi para reunir armas de los arsenales libios y enviarlas a Siria a través de Turquía, y concretamente en el caso del gas sarín, que buscaba culpar a Assad y "justificar" una invasión norteamericana de Siria, como EEUU había hecho anteriormente en Libia para eliminar a Gadafi.
Hersh señala que "el embajador norteamericano que murió en Libia en un ataque era conocido como alguien que, por lo que se, que no se interpondría en el camino de la CIA. Él se reunió con el jefe de estación de la CIA y la compañía naviera que llevaba las armas. Él estuvo ciertamente implicado y era consciente de todo lo que estaba ocurriendo. Y no hay forma en que alguien que ocupara tal posición sensible no hablara de ello a su jefa por cualquier canal".
Esto fue, de hecho, la parte relativa a Siria de la operación del Departamento de Estado en Libia. La operación de Obama buscaba crear una excusa para lo que EEUU estaba haciendo en Siria y lo que había hecho ya en Libia.
El entrevistador luego preguntó a Hersh acerca de una referencia en su libro (La Muerte de Osama bin Laden) en la que se decía que la Casa Blanca rechazó un plan para atacar 35 objetivos en Siria suministrado por la Junta de Jefes de Estado Mayor por no ser lo suficientemente doloroso para el régimen de Assad.
La Casa Blanca propuso una lista de objetivos que incluía infraestructuras civiles. ¿Cuál habría sido la suerte de cientos de miles de civiles si el propuesto ataque de la Casa Blanca hubiera tenido lugar?
Hersh señala que la tradición norteamericana ha sido siempre la de ignorar las bajas civiles (daños colaterales) en los ataques estadounidenses o a veces incluso las provocado deliberadamente (para aterrorizar a la población para que se rinda), como fue el caso de Iraq.
El entrevistador preguntó por qué Obama estaba tan obsesionado por reemplazar a Assad en Siria, dado que el vacío de poder que seguiría sería llenado por los grupos yihadistas. Hersh contestó que no sólo él, sino también la Junta de Jefes de Estado Mayor, se lo preguntaban. Nadie podría figurarse el por qué. Él añadió que la política norteamericana había estado siempre contra Assad. Punto.
Él recordó que la CIA planeó y llevó a cabo un golpe de estado en Siria en 1949 y derrocó a un líder democráticamente elegido con el fin de permitir que un oleoducto con petróleo saudí atravesara Siria hacia Europa. La construcción del oleoducto comenzó al año siguiente, pero nunca fue terminada.
EEUU ha derrocado por medio de golpes de fuerza a varios líderes de la región como Mossadegh en Irán, Saddam Hussein en Iraq, Gadafi en Libia etc. Lo mismo ha sucedido con otros líderes de todo el mundo como Arbenz en Guatemala, Allende en Chile, Yanukovich en Ucrania etc. Muchos de ellos eran aliados de Rusia. Otros querían un rumbo independiente para su país. En la actualidad, EEUU apoya el derrocamiento de gobiernos nacionalistas o de izquierdas en América Latina como Rousseff, Maduro, Correa, Morales y otros. En Siria, EEUU lo ha intentado, pero ha fracasado.
Hersh señala que Obama buscó llenar Siria de terroristas extranjeros para que sirvieran como las fuerzas terrestres para sus planeados bombardeos, pero dejó la función de pagarles en manos de los saudíes y otros aliados. Erdogan deja libre paso a los terroristas por su territorio y les permite vender su petróleo y objetos robados en Turquía. Sus servicios secretos les envían dinero y armas y su Ejército ha enviado incluso soldados a Siria o ha bombardeado a tropas sirias para apoyar a los terroristas.
EEUU quiere llevar el petróleo saudí y el gas qatarí a Europa a través de Siria para asestar un golpe económico a Rusia. Esto ha ido acompañado del golpe de estado en Ucrania y de sanciones contra Moscú. A esto hay que sumar la creación de una serie de bases para rodear a China. Todo ello se enmarca dentro del plan de EEUU para dominar el mundo en el s. XXI.
La resistencia de Siria y el apoyo de Rusia e Irán, que podrían haber llegado a una guerra caliente con el fin de proteger a su aliado sirio, acabó frustrando los planes de EEUU y sus aliados.
Mientras tanto, los grandes medios de comunicación seguirán ignorando toda esta información con el fin de que la opinión pública norteamericana y mundial no se entere de que la antigua secretaria de Estado de EEUU y candidata a la presidencia y su actual presidente fueron en última instancia responsables del ataque químico de falsa bandera de Guta, dirigido a culpar a un líder extranjero y provocar la invasión de un país.