Sfou que? como ya os he contado otros años por estas fechas siempre estoy a la caza de recetas ricas en las que emplear el calabacín, ya que siempre tenemos superávit. Es uno de los ingredientes estrella en esta época y, por tanto, lo uso tanto en recetas dulces como los bizcochos de calabacín, como en recetas saladas y la de hoy pertenece a este grupo.
Tengo una amiga que dice que viajo más que el baul de la Piqué, no sé si tanto, pero mientras que a veces pienso que la diosa de la fortuna me concedió un trabajo que me ha permitido viajar y ver mucho mundo, otras, por el contrario, pienso que los dioses se confabularon contra mi persona y decidieron que tendría que viajar por el mundo como un canto rodado. Por qué os cuento esto? porque como en otras ocasiones en uno de estos viajes, en la bolsa del asiento delantero se encontraba una de esas revistas que ofrecen como entretenimiento las compañías de aviación, y, en ella, encontré un nuevo artículo de Luis Palacio en el que hablaba de un pastel de origen incierto que ¡resultó ser de calabacín!.
En realidad es una especie de tortilla cuajada en el horno aunque la textura es más parecida a la de una quiche que a la de una tortilla. Leí con gusto que el origen está en la isla griega de Rodas aunque parece ser que no todas las voces suenan al unísono y mientras que unos sostienen que es un plato que procede de los romanos para otros proviene de bizancio y los hay que lo relacionan con la cocina sefardí.
En cualquier caso me pareció una receta muy a tener en cuenta y decidí probarla, aunque la propuesta de la revista era añadiéndole bacon, hay otras versiones entre la que está la vegetariana y las que incluyen carne picada e incluso en alguna lo he visto con gambas. Yo he querido respetar la versión vegeta y he metido alguna pequeña variación más a la receta inicial.
INGRECIENTES:
3 Calabacines si son pequeños 2 si son más bien grandes (como era mi caso)
1 cebolla
300 g de queso feta (si no tienes feta puedes usar otro queso blanco de oveja que sea parecido)
6 huevos
Eneldo
Menta
Pimienta
Sal
aceite de oliva
MODO DE HACER:
1. Lavamos bien lavados los calabacines ya que los vamos a usar con piel. Cortamos en rodajas delgadas y ponemos con sal en un escurridor con un bol debajo para que se recoja el agua que suelte. Lo dejamos reposar para que suelte el agua mientras hacemos el siguiente paso.
2. Ponemos en una sartén un poco de aceite y la cebolla picada con sal. Rehogamos y dejamos que se haga bien la cebolla. Si vas a añadir bacon, carne, etc, este es el momento.
3. Lavamos el calabacín después de que haya soltado el líquido y lo secamos bien, Desechamos el líquido.
4. Añadirmos el calabacín a la sartén y dejamos que se haga.
5. Picamos bien la menta y el eneldo y añadimos a la cebolla y el calabacín cuando estén hechos.
6. Cortamos el queso feta y añadimos a la mezcla anterior.
7. Corregimos de sal y pimienta.
8. Batimos los huevos y añadimos la mezcla anterior.
9. Pincelamos un molde apto para el horno con un poco de aceite, añadimos la mezcla de huevos, calabacín y feta y lo metemos en el horno precalentado a 220ºC durante 20 minutos o hasta que esté cuajada la tortilla. Es fácil saberlo ya que si pinchas con una aguja esta deberá salir limpia cuando esta hecho. Yo he cuajado una ración individual (la de la foto) y una grande y a cada una le he dado un tiempo de horno diferente.
Y ya sólo queda que la disfrutes!
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