«Algo está sucediendo, pero no sabes lo que es. ¿No es así, Mr. Jones?», cantaba Dylan en Ballad of a thin man. Lo he recordado al escuchar sus versiones de estándares que tienen en común el que alguna vez fueron cantadas por Frank Sinatra. Terminada la audición y sorprendido por los halagos desmesurados que recibe este nuevo disco, tecleo el estribillo a mi manera: algo está sucediendo y sabes lo que es, ¿verdad, señor Zimmerman?
Tenía curiosidad por escuchar este disco, curiosidad que se transformó en una sensación entre la decepción y la duda. Sí, Dylan ha gradado un disco con canciones que fueron interpretadas por Frank Sinatra y por muchos otros, pero quien busque al Bob Dylan reconocible no lo encontrará en «Shadows in the night». Es cierto que Dylan siempre le gustó caminar por senderos llenos de sorpresas y precipicios. Las versiones que hace de sus propias canciones, son buena prueba de su afición al vértigo; nunca se aferra al pasado y gusta reinventar cada tema en cada interpretación. Si lo hace con sus canciones, ¿se podría esperar otra cosa cuando recrea canciones de otros? El resultado es algo desconcertante, una rareza más de un Dylan transformado en una especie de Leonard Cohen irreconocible.
No es la primera vez que Dylan graba un disco de versiones. Ya lo hizo en «Self portrait» donde seleccionó canciones tradicionales y de artistas como Paul Simon o Gordon Lightfood, mereciendo el desprecio de la crítica y el enojo de muchos admiradores. Se cuenta que hizo aquel disco para, cansado de tantos halagos, desafiar a la crítica y a sus propios seguidores. Ahora, más que una provocación parece un reto en el que pone esmero en la vocalización y mucho sosiego en la interpretación para ofrecernos un repertorio relajado e intimista. Una recopilación de baladas y canciones de amor alejadas de las que compusiera aquel rebelde expresando deseos y frustraciones, denuncias, desasosiegos y esperanzas. Ahora no hay provocación; se limita a justificar este disco por su admiración hacia Frank Sinatra. “Es una montaña que hay que subir“, ha declarado. Escucho el disco y recuerdo una frase que leí por algún sitio: «La grandeza se diluye cuando el mito se convierte en fetiche». Puede ser.
La historia de la música está repleta de versiones maravillosas. Cuando suena «My Way», aunque se trate de una versión del tema «Comme d’habitude» de Claude François, grabada por Paul Anka, siempre estará vinculada a Frank Sinatra independientemente de que ni fuera el autor ni el primero que la incluyera en su repertorio. Podemos asociar «Georgia on my mind» con Ray Charles, «With a little help from my friends» con Joe Cocker o a Janis Joplin con «Me and Bobby McGee», ¿alguien añoraría las versiones de sus primeros intérpretes? Es cierto que en ocasiones se producen adulteraciones y auténticos destrozos. No es el caso, o sí. Hay versiones que engrandecen a la canciones objeto de interpretación y otras que no aportan nada; las adaptaciones recogidas en este álbum pueden estar más cerca de las segundas que de las primeras.
Dylan es uno de esos cantantes que no precisa de una gran voz para llegar, conectar y emocionar. Sinatra es todo lo contrario, todos hablan de su voz aunque a muchos no nos conmueva. La mezcla de los dos era la incógnita; saber si Dylan nos ofrecería unas versiones al uso: arrastrando palabras y haciendo sonar guitarra y armónica. Naturalmente, sorprende. En eso, no deja de ser Bob Dylan. ¿No es así, Mr. Zimmerman?
Es lunes, escucho a Bob Dylan:
Dylan canta a Sinatra, Bob Dylan rinde homenaje a Frank Sinatra, Bob Dylan – Shadows In The Night (2015): Crítica del disco Review, Bob Dylan, un grado y una pesadilla, Dylan cree en el amor, Reseñas #3: Bob Dylan + Diana Krall + Butch Walker, Muchas sombras en el “Shadows In The Night” de Bob Dylan.