¿ Alguno de vosotros sabe quien es Shahrukh Khan ? De seguro que a la mayor parte de quienes os hagáis la pregunta, antes de tirar de wikipedia, se os habrá quedado cara de “y yo que narices voy a saber”; a mi me pasó lo mismo hace unos meses, antes de que la fiebre india me visitase cual cigüeña en celo y los estantes de mi casa se acabasen pareciendo más a los de un videoclub de Bricklane.
Pues bien, resulta que nuestro amigo, el sr. Shahrukh, es el George Clooney de Bollywood; todo un ídolo para las quinceañeras indias. Aunque claro, ni todas son indias, ni todas son quinceañeras, ya que en la viña del señor hay de todo, y ovejas descarriadas no iban a faltar, por supuesto.
Como ya sabréis, Londres es una ciudad multicultural, una urbe que aparte de ingleses y frikis de lo más variopinto, cuenta en sus calles con prácticamente todas las comunidades representativas del mundo; pakistaníes, africanos, chinos, indios, etc., hay de todo y para todos los gustos y colores. Como os imaginaréis, y visto lo visto, el cine indio también tiene su cuota en la ciudad del smog, incluso cuentan con cines propios para este mercado...
Y claro, puestos a mezclar colores, indios, y películas propias de un videoclip de fangoria, el plato ya estaba servido; Shahrukh Khan arrasó en los premios Neva con My name is Khan. Un conmovedor filme en el que el actor da vida a un joven discapacitado indio musulmán que, tras emigrar a norteamérica, y a raíz los atentados del 11S, comprende que el mundo es una mierda. ( Lo se, no tengo precio como crítico de cine ).
Pues bien, resulta que mi querida cuñada, Lucia, que vive en Londres, y que a pesar de no tener relación profesional con el cine esta al día en lo respecta a la industria cinematográfica india, no tuvo mejor idea que enseñar la joya de la corona de su filmoteca a su hermana, mi mujer. Y bueno, los que la conocéis, ya sabéis del resultado, entiéndase como que le encantó el descubrimiento al igual que un zombie babea por una chuleta con pelos. Vaya dos frikis me pensé en su momento.
El tiempo pasó, y a ambas las veía tan adeptas al ritmo del Zoobi Doobi, a los bailes sin fin, y a esa combinación epiléptica de colores, que no tuve más remedio que verme algunas películas actuales del género; y digo actuales porque lo poco que había visto hasta el momento de Bollywood eran fragmentos en blanco y negro. Lo que vi me gustó.
Y si, en algunas grabaciones puede que se noten a leguas los decorados de cartón piedra, y que en algunos momentos se pasen cuatro pueblos con el ventilador que ondea el pelo de la chica, pero a fin de cuentas, esto forma parte de la magia de Bollywood; un cine cuyo propósito, a diferencia del occidental, es el de contar una historia sin tener que recurrir a las parafernalias propias de Hollywood.
Bueno, el tiempo pasó, y a estas dos frikis no se les calmo la furia india; al revés, mi estantería comenzó a “poblarse” poco a poco de películas de actores que solo los conoce su madre. Cada vez el meneito de caderas al ritmo de las pegadizas canciones iba en aumento, y las sesiones palomiteras con las chicas del pelo volador iban cogiendo mayor protagonismo. El cine indio había aterrizado con fuerza entre estas cuatro paredes... ¡¡ hasta el gato se pone a bailar !!.
El caso es que este fin de semana se casaba Lucia ( mi cuñada friki ), así pues en un viaje relámpago me acerque a Londres. ( Tenía que trabajar, y claro, los horarios no dan para mucho más ). Alguno dirá por ahí “bua, pues yo este verano tengo tres bodas”, y yo le respondería “¿ bodas indias ?”; en efecto, Lucia y Cedric ( su marido ), tuvieron una boda de la que muy difícilmente podré olvidarme, ya que ni todos los días se te casa una persona querida, ni todos los días tienes que vestirte con un Kurtha ( traje típico de la India ).
Felicidades chicos
La verdad es que fue una boda original, entrañable, y feliz. Cedric vistió con un Kurtha con dorados propio de un Maharajá, y Lucia estaba radiante con su vestido con brillantes, la henna de sus manos y el velo...ella misma estaba radiante. No os podéis imaginar las miradas que recibíamos al pasear por la calle con esas ropas, que la mayoría de los invitados llevábamos. Menudo espectáculo, jaja.
Quería aprovechar que os cuento estas pequeñas anécdotas de mi vida para felicitar y agradecerles por todo a Lucia y Cedric, quienes siempre han estado ahí cuando se les ha necesitado, y a quienes les deseo lo mejor en esta nueva vida que acaban de comenzar juntos. Gracias chicos.