El domingo pasado a las 22, I-sat estrenó Shameless US, adaptación norteamericana de la serie británica (casi) homónima que también proyecta el mismo canal de cable. Aún sin ánimo de caer en comparaciones odiosas, por defecto resulta esperable que una propuesta a cargo de Mark Mylod (director de varios capítulos de Entourage y United States of Tara) tenga al menos identidad propia.
Algunos televidentes pensarán en The office como primer experimento de importación catódica desde el Reino Unido pero otros recordarán el antecedente de Queer as folk. En cualquiera de los dos casos, los fanáticos de la versión original se sintieron desilusionados ante remakes que edulcoraron la incorrección política inglesa.
La localización norteamericana empieza por la estética. De hecho, los personajes de las adaptaciones suelen ser menos feos, sucios (también menos malos) que sus predecesores british.
Por suerte en Shameless US actúa William Macy, actor inevitablemente asociado al esposo arrepentido y cobarde de Fargo pero además con amplia experencia en la interpretación de antihéroes, villanos y depravados. En principio, su participación reconforta a quienes tememos los gajes de las cirugías reparadoras (que aquí parecen anunciarse con la inclusión de los carilindos Emmy Rossum y Justin Chatwin).
Inicio de primera temporada, el episodio del domingo consistió en presentar el contexto y los integrantes de la numerosa, monoparental, casi marginal familia Gallagher. Todavía hay tiempo para mirar la serie original (que empezó en 2004) y ejercer el odioso derecho a la comparación.