Revista Comunicación
Shameless vuelve a brillar: Reflexiones sobre su séptima temporada
Publicado el 23 diciembre 2016 por Dro @DrolopeQué grande es Shameless cuando quiere. Ya escribía hace un tiempo que la séptima temporada de la serie estrella -y gran incomprendida- de Showtime había comenzado con buen pie, pero ni aún entonces podía prever lo que estaba por venir. No es solo que Shameless haya brillado con su séptima temporada: es que se ha marcado una de las mejores. Una temporada donde ninguna trama ha sobrado, donde todos los hermanos han crecido psicológicamente, y donde no han faltado, por supuesto, esos mazazos emocionales que Shameless sabe dar tan bien...
¡Spoilers a partir de aquí!
En el artículo que os enlazo al comienzo explicaba que perder al anterior novio de Fiona (¿alguien se acuerda de cómo se llamaba?) fue la mejor idea que pudieron tomar los guionistas. Esta temporada hemos tenido la oportunidad de ver a Fiona siendo una auténtica leona y luchando como nunca lo ha hecho; ya no solo por sus hermanos... sino por sí misma, lo que ha sido la gran novedad.
La aventura empresarial con la lavandería y su amistad con Etta (una de las grandes incorporaciones de esta temporada), nos permitió ver a una Fiona aún más tenaz que de costumbre, arriesgando al tomar grandes decisiones empresariales y, al mismo tiempo, siendo la persona tan sensible y empática que siempre ha sido. Porque si lloré a mares con la escena del baile entre Fiona y Etta en la lavandería, y con la del abrazo de despedida, se dice y ya está.
No estoy llorando, TÚ ESTÁS LLORANDO.
Pero si ha habido un hermano que ha tenido una trama absolutamente brillante esta temporada, más incluso que Fiona y Lip, ese ha sido Ian Gallagher. Empezaron mal haciéndole romper de forma tan tonta con su primer novio (y no creo que lo que vino después, como dicen algunos, "invalide" eso), pero lo cierto es que Trevor ha sido un soplo de aire fresco en Shameless. Fue maravilloso ver cómo Ian aprendía y crecía tantísimo junto a él, desprendiéndose de prejuicios y abriendo su mente a nuevas ideas. Ian tenía su vida plenamente "ordenada", era feliz, y de pronto... ¡bum! Volvió Mickey a revolucionarla y ponerla patas arriba.
Me alegró ver de nuevo a Mickey. Shippeo a Ian y Mickey mucho, pero mucho. Desprenden tanta pasión y ternura, saltan tantas chispas cuando aparecen en pantalla, que creo que no es exagerado decir que son LA pareja de Shameless. Es coherente que Ian se dejara arrastrar por ese amor y huyera con él a México bajo la filosofía del "carpe diem". Pero no fue menos maravilloso cuando él comprendió que amaba su trabajo y la vida que estaba dejando atrás en Chicago, y que quería volver a ella. Les shippeo, como digo, les shippeo muy jard, pero entendí y aplaudí que Ian tomara la decisión de regresar. Él, como Fiona, y también Lip, ha crecido y madurado enormemente esta temporada.
INSUPERABLE ESTE MOMENTO.
El "7x11 "Happily Ever After" ha sido uno de los mejores episodios de la temporada. Fue hilarante la mayoría del tiempo (ver a Kev bailando en la barra de un bar gay es algo difícilmente mejorable), pero al final Shameless -como hace siempre después de que haya diversión durante demasiado tiempo- nos partió el corazón en mil trocitos, conjugando tres grandes momentos: la despedida de Fiona a Etta, la de Ian a Mickey... y la de Frank a Monica. El finale, el 7x12 "Requiem for a Slut", despidió, pues, a la matriarca Gallagher con la honestidad tan propia de la serie. ¿Cuántas series han mostrado a una hija dándole un puñetazo al cadáver de su madre y llamándola "yonqui" y "borracha"? Sigo pensando que Shameless debería ser mucho más reconocida en los premios, y no puedo evitar concluir que esto sucede porque Estados Unidos es un país hipócrita al que no le gusta que le muestren su cara menos "bonita". ¿Cómo explicáis, de lo contrario, que una serie que hace sentir tantas emociones diferentes no esté copada de premios?
Shameless perdió mucha fuerza la temporada pasada, cierto es, pero esta ha resurgido de sus cenizas cual ave fénix. La muerte de Mónica ha sido el broche final de oro para una temporada con tramas bien escritas y desarrollos inteligentes de los personajes. Y lo cierto es que esa muerte no ha servido para que Fiona y sus hermanos se reconcilien con ella, porque los años de abandono siempre pesarán -no habría sido coherente con la filosofía de Shameless sacralizar a una mala madre solo porque ha muerto-, pero Fiona sí ha sabido ver de algún modo la "belleza" que había en su madre. Ella, al aceptar bailar con Frank en la escena final, acepta también en cierto sentido su pasado. Acepta que, a pesar de todo, hay belleza en su familia; y no puede cambiar el pasado, pero sí tiene en su mano el futuro: el edificio del actor buenorro de Revenge, ahora suyo.
Ha sido una temporada divertidísima y muy emocionante: Shameless en estado puro. El conflicto entre la cadena y Emmy Rossum, por cierto, se resolvió bien, así que podemos esperar que toda esta hermosa locura continúe en una octava temporada, ya confirmada. Por mí parte solo me queda pedirles que sigan siendo tan geniales, tan auténticos, como han sido esta temporada.
Isidro López (@Drolope)