Revista Opinión

Sharia frente a liberalismo

Publicado el 12 agosto 2013 por Vigilis @vigilis
A la hora de especular sobre sistemas legales antes de la invención del estado liberal, alguno retrocede hasta el sistema islámico tradicional. Tratar de separar al malvado estado de la ley, hace que sea necesario leer sobre esa gente tan simpática que se basaba en la costumbre y en las normas de un libro religioso.
No es casualidad que dentro del mismo marco conceptual, se vea como algo realizable (no diré deseable) la aplicación de la ley islámica y el echar de menos cuando los talibanes mandaban en Afganistán. Que el derecho islámico haya que mirarlo sin prejuicios es algo que tiene un pase. Pero tratar de adaptar esto a lo que se entiende como estado liberal lo veo imposible.

Sharia frente a liberalismo

Niña leyendo en clase 1, talibanes 0.

Aquellos tipos que en Filadelfia o en Cádiz fueron tan originales como para decir que la ley ya no podía ser arbitraria, que el cuerpo de la sociedad política no podía vivir al albur de un rey y su familia, o al albur de una religión, rompieron con una larga tradición de aplicación arbitraria de la ley. A mi eso me parece un gran invento, qué queréis que os diga. Se inventa la soberanía nacional bajo la que los vasallos pasan a ser ciudadanos que tienen derechos políticos iguales (al menos en teoría), y capacidad para decidir qué leyes se aplican. Se pone fin a la exclusión en la toma de decisiones.
¿Cómo es posible entonces que alguien partidario de la libertad pueda echar de menos a los talibanes? Ok, concedamos que no se trata de echar de menos a los talibanes, sino de ver desde fuera cómo bajo el régimen talibán los sijs eran "tolerados" y ahora, que malamente se intenta levantar un estado tolerante, sufren persecución. La gran diferencia entre el Afganistán de hoy y el de los 90, es que los talibanes impusieron la sharia. Bajo la sharia, los no musulmanes pueden vivir "protegidos", llevando distintivos de colores en su ropa, marcando sus hogares y tiendas y pagando lo que conocemos aquí como "impuesto de capitación" (un impuesto especial por permitir que vivas). Es decir, de forma oficial, la ley los aparta. Como viven apartados, viven protegidos. ¿Qué ocurre ahora? Que la ley reconoce a todos como a iguales y por eso aparece la intolerancia popular. Ya no se discrimina desde el "estado" (llamar "estado" a lo de los talibanes se las trae, pero bueno), sino desde varias generaciones de gente que nunca tuvo acceso a la educación.

Sharia frente a liberalismo

Boy Scouts afganos 1, talibanes 0.

Desde luego que esto no es nada nuevo. Los afganos no se comportan de manera novedosa ni especial: todo grupo humano que vivía discriminado por ley, cuando desaparece esa discriminación, pasa a ser blanco de la ira popular. Echad un ojo a la historia de la discriminación racial en Estados Unidos, por ejemplo. Hoy en día, cuando Francia o Reino Unido —en el marco de la Unión Europea— tratan a los rumanos como a apestados, también funciona este fenómeno.
¿La culpa de esto la tienen los marines que tiraron abajo la ley islámica tradicional? No lo creo. Más bien la culpa la tienen quienes defendieron la sharia durante décadas, impidiendo la existencia de una educación reglada y la participación de todos en la vida política del país. Es decir, la culpa la tiene la inexistencia de lo que entendemos como estado liberal.

Sharia frente a liberalismo

Laila 1, talibanes 0 (Fuente).

Ahora que occidente busca una deshonrosa derrota en Afganistán, todo apunta a que el país se desmoronará. Echo de menos que los intelectuales partidarios de la libertad, más que pensar en la ley islámica tradicional, piensen en cómo lograr que a los marines les acompañen profesores de matemáticas y literatura. Traer un país escarpado y extenso del siglo VIII al siglo XXI no es un proyecto para una década, es un proyecto para varias décadas. O al menos para el tiempo suficiente como para que una generación de niños afganos se eduque en libertad para coger el testigo de la (re)construcción de un estado liberal fuerte, con instituciones robustas e igualdad ante la ley.
Recordemos que la libertad política o civil, no existe sin la polis o civitas. En una isla desierta o bajo la sharia, eres un esclavo. Pero con un código de leyes que salvaguarde derechos y deberes iguales para todos (y en cuya elaboración y ejecución todos participen), dejas de ser esclavo. Claro, alguien me puede decir que si hoy se deja a los afganos elaborar sus leyes, inmediatamente vuelve la sharia. El truco está en que la democracia tiene límites. Ésa es la primera regla de la democracia liberal: no todo se vota. Hacer entender esto es crucial.
Kabul Dreams - Good Morning Freedom


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