Resumen: Onofre es un tipo normal y corriente. Su rutinaria vida de oficinista sólo se anima escuchando su programa radiofónico favorito sobre parapsicología. Una noche se enterará a través de él de que morirá de ahí a tres días. Lo que comienza como una broma pesada acabará con Onofre, su leal amigo Cutillas y el espíritu Mondolfio huyendo desesperadamente de la terrible... ¡venganza sufí!
Publicada en 1993, ¡Shhh... Esos muertos, que se callen! es obra de Miguel Ángel Mendo. Escritor, psicólogo, dramaturgo, actor, profesor y ganador del Premio Lazarillo en dos ocasiones. Y más cosas. Es una historia de misterio, narrada con un gransentido del humor, orientada al público infantil y adolescente, pero que por su doble nivel del lectura puede ser disfrutada también por los lectores adultos.
E s una novela sobre fenómenos paranormales y misterio para lectores de 12 años en adelante, con algunas peculiaridades que la diferencian de otras obras de literatura para esa edad:
En primer lugar, la novela está protagonizada por adultos y ubicada en un entorno adulto, cuando lo habitual en las historias de misterio y terror para público infantil-adolescente es que estén centradas en su propio mundo (como Pesadillas ysimilares).
En segundo lugar, los personajes son totalmente caricaturescos, esperpénticos incluso. Onofre es el auténtico antihéroe: Un tipo gris y anodino, de mediana edad, con un trabajo aburrido y rutinario (administrativo en una aseguradora), solterón, alopécico, en pésima forma física y con trastornos del sueño derivados de su mayor afición, los programas radiofónicos que, de madrugada, tratan sobre fenómenos extraños y paranormales. Su amigo Cutillas (alias "el Cuti") es un automarginado con trastornos mentales que vive al borde de la indigencia en una plaza de garaje, intercala latinajos en sus diálogos, tiene facultades de médium y largas conversaciones con un fantasma renacentista llamado Mondolfio di Mantua.
La ambientación no les va a la zaga, empezando por la empresa de seguros que bien podría ser la del Botones Sacarino (con el rancio nombre de "La Protectora Universal", los empleados que se interpelan por el apellido y el botones cabezón), pasando por las casas de vecindad con portera o los autobuses con cobrador, destila un ambiente clasicote, de postguerra incluso, que parece sacada de un tebeo de Bruguera.
La situaciones son también hilarantes, como los asesinatos en la empresa o la estrambótica sesión de espiritismo. El autor realiza un revoltijo de psicofonías, ouija, espiritismo, sectas místicas, símbolos arcanos y apresuradas fugas por los tejados que parodian finamente a las novelas de terror.Además, imprime un ritmo muy rápido al libro y transmite muy adecuadamente la sensación de "huida hacia adelante" con descripciones muy breves y usando gran cantidad de verbos de movimiento en cada párrafo. La ágil sucesión de escenas, sumada a la brevedad del texto, hace que el libro se devore enseguida.
La obra tiene doble nivel de lectura. Contiene pues elementos que pueden pasar desapercibidos para los más jóvenes, pero que la hacen atractiva para el público de mayor edad, como la miserable situación de Cutillas (y el origen de la misma, con un punto de crítica social), las relaciones personales en la empresa de Onofre, la atolondrada actuación policial o el papel de los medios de comunicación en la historia.
Es gracioso también el papel otorgado a los programas radiofónicos de misterio como Espacio en blanco o el Milenio 3 del bueno de Íker Jiménez, y su falta de rigor.
Todo ello tratado con un delicado humor negro y un lenguaje y estilo literario muy cuidados, y un enfoque maduro, sin reduccionismos, evitando la ñoñería y las moralinas simplistas.
Este párrafo condensa muy bien el estilo del autor y la tónica general de la historia:
"[...] Luchando denodadamente contra la paranoia andaba Onofre -y por los gestos que hacía, perdiendo- cuando acabó por sentarse a su mesa, tembloroso, vigilando a todos con el rabillo del ojo.[...] Aún no había abierto su cajón, tanteando sus bolígrafos y lápices, recobrando la dimensión del ancho de su mesa, con el borde monótonamente instalado a la altura de su tercer michelín abdominal, cuando de un bote salió disparado de su silla de madera, como si le hubiera picado un áspid. Corría despavorido, gritando cosas incomprensibles.
No era para menos. En la primera hoja del parte de siniestros del mes, sobre su mesa, alguien había impreso con un tampón, en letras grandes:
junto con el dibujo de un puñal de cuyo filo goteaban ojos."
Desde 2014 se puede encontrar en ebook, editado por Leer-E: