Sevilla y yo tenemos un secreto.
Algo que no era mío y cogí allí la última vez que estuve, allá por Abril del 2014
Algo que me ha pesado como una loza estos tres años.
Algo que no me ha dejado ser yo y que me ha hecho ver la vida con un filtro apagado
El camino fácil, pero al final el complicado.
Una vía de escape de una vida que pensaba que no podía controlar...
y que al final ha controlado mi vida.
Un grito de auxilio al mundo que solo puedo solucionar yo.
La culpa es de esto, de tal situación o de aquella persona...y no
La responsabilidad es mía.
Yo tomé la decisión de ir por ahí y yo tengo que acarrear las consecuencias.
Por eso, en cierta manera, y aunque no era el plan inicial viajar a Sevilla, encontrar una oportunidad de vuelo barato me hizo pensar que igual... de alguna forma simbólica... podía dejar allí lo que me traje.
No he hecho ninguna ceremonia ni he enterrado nada, ni siquiera lo había dicho en alto todavía.
Soy persona de no hacer promesas y de no compartir las cosas si no va a intentar cumplirlas con todas sus fuerzas.
Sé que no saben de lo que hablo, pero tampoco hace falta... eso queda entre Sevilla y yo
Pero quiero hacerme a mi misma la firme promesa
- De quererme y mimarme.
- De no maltratarme.
- De aceptarme.
- De permitirme fallar.
- De no ser perfecta.
- De permitirme ser feliz.
- De dar lo mejor de mi siempre a las personas que me quieren.
- De enterrar los miedos y empezar a volar de nuevo!
- De cumplir lo que prometo.
Ahora empieza lo nuevo.
Ahora empieza mi versión 2.0
Ahora según me baje del avión respirare hondo, caminare derecha y me sentire orgullosa de ser quien soy!
Este texto lo escribí el 14 de Noviembre de 2017, de vuelta de un viaje a Sevilla cuando decidí que no podía seguir por ese camino, seguir con un trastorno de la alimentación.
Esta fue la primera vez que hablé de ello en alto aunque simbolicamente en mis redes sociales.
Con amor ❤