Revista Cultura y Ocio

Sí, amigos, los negros africanos son personas

Publicado el 29 abril 2014 por Benjamín Recacha García @brecacha

 

Hace tres semanas Salvados dedicó el programa a los inmigrantes subsaharianos que intentan entrar en España saltando las vergonzosas vallas que “protegen” la frontera con Marruecos en Melilla.

No creo en las vallas ni en los muros. Los detesto. Detesto cualquier medida dirigida a separar unos seres humanos de otros, que pretenda evitar la circulación de personas al precio que sea, sin importar que se vulneren los más elementales derechos humanos, y complementando además el ya de por sí injustificable sistema de “protección” fronteriza con actuaciones de represión policial que atentan contra la vida de personas que ni siquiera son sospechosas de delito alguno… a no ser que soñar con una vida mejor sea considerado delito. 

Durante unas semanas, las posteriores al asesinato en febrero de quince personas que intentaban llegar a nado a Ceuta, los medios de comunicación españoles difundieron noticias alarmantes sobre el “inminente peligro de invasión” de hordas de negros salvajes sedientos de sangre. La gente se escandalizaba ante la posibilidad de que tales subhumanos entraran en territorio nacional para sembrar el terror. Y la prensa defensora del orden y la patria publicaba a diario nuevas informaciones e imágenes de lo más escalofriante.

Pero Jordi Évole no se conformaba con la versión oficial, así que se fue con su equipo a Melilla y a Marruecos, al Monte Gurugú, el lugar donde malviven los “miles y miles” de inmigrantes dispuestos a arrasar con todo, tal y como alertan las autoridades y los panfletos propagandísticos afines. Qué más da que esos miles y miles sean en realidad unos cientos. Lo importante es presentarlos como demonios desalmados.

Vi el programa anoche y me pareció un ejercicio de honestidad periodística (uno más) digno de alabanza. Salvados nos presenta lo que ocultan esas portadas alarmistas y tendenciosas, que es lo mismo que esconden las autoridades españolas (y no digamos las marroquíes). Se va al otro lado de la valla a hablar con los inmigrantes, a poner cara y voz a personas, porque son personas, a las que solemos deshumanizar denominándolas mediante términos generalistas y a menudo despectivos: inmigrantes, subsaharianos, ilegales, sin papeles… como quien usa la palabra rebaño para referirse a un grupo de ovejas, sólo que aquí hablamos, sí, insisto, de personas.

No me voy a alargar, pero quiero rescatar tres testimonios que me parecieron sublimes. Tres declaraciones que habría que poner en reproducción continua a quienes siguen mirando para otro lado, haciendo la vista gorda o no queriendo saber nada sobre lo que ocurre en la frontera sur de Europa. Las dos primeras son de jóvenes que trampean como pueden en el bosque mientras esperan la oportunidad para saltar la valla.

“No somos monstruos”, afirma este joven procedente de Chad (antes de seguir leyendo os recomiendo visionar al menos los últimos 36 segundos del vídeo, a partir del minuto 4 y 27 segundos). Efectivamente, los monstruos no sois vosotros, sino los seres sin conciencia que nos gobiernan, que han pervertido por completo el significado de palabras como democracia y conceptos como Estado de derecho. Son la casta extractora que nos exprime hasta la última gota, que esquilma los recursos públicos para atender los caprichos de las élites económicas, pretendiendo que ésa es la manera de salvarnos.

Atención a la reflexión de este chico de Níger (especialmente la última pregunta, en el 1’45″):

¿No es para que se les caiga a unos cuantos la cara de vergüenza? Una evidencia incuestionable. Los que tengan la tentación de decir que de eso hace mucho tiempo deberían tener en cuenta que la triste situación actual de buena parte de África tiene su origen en aquella época. África es un continente inmensamente rico… parasitado por Europa y Estados Unidos. La realidad, cruda pero irrebatible, es que buena parte del mundo “civilizado” considera a los africanos seres inferiores… excepto si destacan en algún deporte.

El colofón lo pone Mbuyi Kabunda, profesor e investigador en el Instituto de Derechos Humanos de Estrasburgo y profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid. La entrevista entera vale la pena, pero no debéis dejar de escuchar los últimos dos minutos. “África necesita la segunda descolonización. La primera fue ficticia”. Con él os dejo.

 


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