Revista Diario

Si arrugas un papél ya no podrás volver a dejarlo como estaba, pero.....

Por Myriam Cabanillas
El otro día leí en el muro de FB de http://www.psicologiaemocional.com el siguiente escrito:
LA IRA
"Mi carácter impulsivo me hacía estallar en cólera a la menor provocación. La mayor parte de las veces, después de uno de estos incidentes, me sentía avergonzado y me esforzaba en consolar a quién había herido o dañado.
Un buen día...
un psicólogo apareció en mi camino. Me vio dando mis acostumbradas excusas tras una explosión de ira de las buenas. Me paró y me entregó un papel liso, y entonces me dijo con autoridad y aserción: -"¡estrújalo!"-
Sin salir aún de mí asombro pero sintiendo una profunda simpatía por la afabilidad de su rostro, obedecí e hice una bola con el papel que me había entregado.
Luego, me dijo: -"Ahora, intenta dejar este papel como yo te lo di, liso e impoluto..."-
Como ya supondréis, no pude dejarlo como estaba. Por más que lo intenté, el papel ya estaba estropeado y lleno de arrugas.
Entonces él me dijo:
"El corazón de cada persona es como ese papel. La impresión que dejas en ese corazón que lastimaste, será tan difícil de borrar como las arrugas de este papel.
Aunque intentar enmendar el error es tan lícito como lo es el pedir perdón, ese corazón ya queda, de alguna forma, "marcado".
Por impulso e inconsciencia, no nos controlamos y sin pensar arrojamos de forma visceral, como víbora expulsando su veneno, palabras llenas de odio y rencor. Luego, cuando pensamos sobre ello y a nuestra alma acude el recuerdo de nuestro acto, nos arrepentimos sobremanera.
Pero no podemos dar marcha atrás, no podemos desandar lo andado, borrar lo que ya quedó grabado. Y lo más triste de todo, es que inconscientemente vamos dejando "arrugas" en muchos corazones a los que sólo deberíamos Amar.
Así que, desde hoy, cuando sientas deseos de estallar recuerda en forma de imagen y con un sentimiento de Amor al pobre "papel arrugado".
"Somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestros silencios".
DESCONOCIDO

Es una metáfora muy acertada, pues es cierto que se dice que las palabras se las lleva el viento, pero cuando se trata de los sentimientos...tengo mis serias dudas.
Sin embargo, he estado reflexionando mucho sobre ello y llegado a una conclusión que espero sea cierta y aunque la voy a plasmar en mis hijos, creo que es aplicable a todas las relaciones incluida la que tenemos con nosotr@smism@s:
Si en un arrebato, herimos con nuestras palabras a nuestros hijos, no vamos a conseguir que olviden que la persona mas importante de su vida, aquella en cuales ojos se miran e identifican, les acabe de herir...pero podemos minimizar las consecuencias y evitar repetir el error.
Si ya hemos cometido el error:
-Di "lo siento".
-Explica por que has perdido los nervios.
-Cuéntales que tus palabras no son verdad.
-Pídeles que no dejen que nadie, nunca, les haga sentir mal, ni siquiera tu.
-Repíteles siempre que puedas lo que en verdad piensas de ellos y que seguro es lo contrario que dijiste en tu momento de ofuscación.
Y para la próxima vez, cuando sientes que el piloto automático está a punto de saltar:
-Respira hondo.
-Cuenta hasta diez o cuanto haga falta.
-Retírate si puedes hasta que te hayas calmado.
-Ponte de rodillas y miral@ a los ojos, mira desde esa posición a tu alrededor y date cuenta de como ven ellos el mundo.
-Intenta recordar tus sentimientos a la misma edad que tu hij@/s
-Coge su manita y pósala sobre la tuya, mira su pequeño tamaño todavía.
-Abrazal@.
-Intentan imaginar ese metafórico pápel arrugadito como si fuesen los sentimientos de tu hij@.
 

 

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