Raquel Fabiola Zúñiga Simón
Una de las mejores formas de pasar las horas muertas en recepción, si me dejan de dar por el culo los clientes, es escribiendo sobre un tema que últimamente me inquieta.
Después de la VFW (Vogue Fashion Week, incultas!) en Londres, también realizada en las ciudades más tops europeas, a la que obviamente se va a por champagne y a participar en concursos de cuantiosos premios, he llegado a la conclusión de que cada vez, incoscientemente, tenemos menos personalidad a la hora de vestir. Puede resultar algo irónico, por aquello de que cada uno es diferente y tiene su estilo, pero en realidad todos estamos influenciados.
Quién es alguien para decir lo que tengo que llevar, o lo que me queda bien o mal? Lo importante es sentirse bien consigo misma, a gusto, cómoda, sexy, divertida… reflejando básicamente tu estado de humor o tu personalidad. Ese es el secreto. Y qué pasa si supuestamente todas nos sentimos bien con el mismo tipo de ropa, realmente te gusta como te queda, o cómo le queda a Cara Delivagne? Es en éste punto donde tienes que replantearte lo que realmente quieres reflejar, pero recuerda, la ropa que llevas cada mañana es un espejo al mundo, es tu carta de presentación.
Y es esa una de las cosas que me gusta de Londres, que nadie va a estar juzgando si vas con pantalón de cuadros y gorro, si luces como tu abuela cuando era una chavalilla, o sencillamente te has puesto unas medias, una falda de tablas y te has teñido el pelo de rosa asemejandote a tu otaku favorita.
¿Por qué se ha perdido eso? La esencia de la moda, crear tu propio mundo, cogiendo tendencias, creándote a ti misma…
A lo mejor deberíamos cambiar nuestra forma de pensar respecto a la moda, ciertamente hay gente que hace que parezca fría y estereotipada, pero la verdadera esencia es inspirar, descubrir y crear, y formar parte de eso es sencillamente maravilloso.
Ya llevo nueve horas de turno, y como ninguno de vosotros va a venir a cubrirme el turno, os abandono, hasta nuevo aviso, feliz de volver a teclear para vosotros.
Retransmitiendo con cariNo (la ene, madafackas!).