El café de hoy es un poco distinto. Carmen no está, así que el diálogo que tenemos entre las dos no va a ser posible este viernes. Pero, por favor, no me dejéis sola. No me gusta estar sola en las cafeterías ni en los restaurantes, aunque éstos sean virtuales...
Si estuviéramos tomando un café, os diría que ésta ha sido una semana de esas que vas corriendo a todos lados, con mucho trabajo, reuniones en el cole, citas con el médico, cenas con amigos y planificación de viajes. No me quejo, todo lo contrario. En el fondo me gustan las semanas de 'acción', donde haces equilibrios para llegar a todo. Pero reconozco que entre la vorágine de cosas por hacer, me gusta preservar 'mis ratitos'.
Si estuviéramos tomando un café, os diría que esos ratos están integrados en mi vida diaría y procuro respetarlos. Si no, cualquier día me puedo volver loca!!! Nadie entiende por ejemplo, que me levante por las mañanas con tanto tiempo de antelación. Sí, una hora antes de irme, cuando prácticamente lo único que hago es desayunar y ducharme. Pero me gusta hacerlo despacio, sin prisas, disfrutando del silencio de la casa mientras el resto duerme.
Otro de esos 'ratitos' para mí son las clases de Pilates. Una hora a la semana. Una hora donde la única preocupación es saber si estoy haciendo bien el scoop profundo y concentrada en el ejercicio 'rolling like a ball' (algún día me saldrá, yo sigo intentádolo). He estado varios años sin practicarlo y no era consciente de lo mucho que lo echaba de menos...
Puede sonar egoísta, pero yo creo que es muy sano reservarse unos minutos al día para uno mismo, para meditar, pensar o parar un poco.
Carmen, vuelve... Ya estoy hablando mucho de mí... Contadme, ¿tenéis ratitos para vosotros? ¿Ratos que compensan el ritmo loco de nuestra vida?