El pasado viernes estuve en Alicante impartiendo una conferencia al equipo de Energy Sistem (@energysistem), una empresa de tecnología con presencia en los 5 continentes cuyo lema es: technology with heart (tecnología con corazón).
A lo largo de la jornada tratamos muchos temas sobre el mundo del desarrollo personal, entendiendo como tal, el despliegue del potencial que hay dentro de cada persona para lograr metas y objetivos, pero uno de los aspectos claves que abordamos y que suscitó un interesante debate fue el relacionado con la disciplina.
Jim Rohn, uno de los personajes incluido en Aprendiendo de los mejores (Alienta, 7ª edición) decía cierta vez: "El éxito no es otra cosa que la aplicación diaria de la disciplina". Y añadía:
"En esta vida tienes que pagar uno de estos precios: o pagas el precio de la disciplina por luchar por tus sueños o pagas el precio del arrepentimiento por no luchar por tus sueños. El dolor de la disciplina pesa kilos, pero el dolor del arrepentimiento pesa toneladas".
Sin disciplina no se puede lograr nada grande. La disciplina es hacer lo que se tiene que hacer aunque no apetezca; la disciplina es hacer lo que se tiene que hacer aplicando la regla de cero excusas. A menudo, lo difícil no es saber lo que hay que hacer; lo difícil es hacerlo. Y el mayor enemigo de la disciplina es la pereza. También el propio Jim Rohn apuntaba: "La gente no consigue resultados porque prefiere hacer lo cómodo a lo necesario". Para tener éxito no hay que hacer cosas extraordinarias, sólo ciertas cosas pero de manera repetida y constante a lo largo del tiempo.
La disciplina es tan importante porque las personas somos seres de hábitos: tu vida es el resultado de tus hábitos. Y un hábito se construye a base de repetir un comportamiento una y otra vez de manera constante. Y para repetir un comportamiento sucesivamente hay que ser disciplinado. Las personas de éxito tienen hábitos productivos que nos convierten en personas poderosas; las personas de no-éxito tienen hábitos destructivos que nos convierten en personas débiles.
Abundan las personas 'gaseosa', inician con mucha fuerza una actividad (clases de baile, inglés o gimnasio) y al poco tiempo se desinflan. Y es que la motivación es importante, porque te anima a empezar algo, pero lo realmente importante es el hábito, que es lo que te mantiene en camino. La motivación te impulsa a apuntarte al gimnasio, el hábito es lo que te permite continuar yendo al gimnasio cuando uno no tiene ganas y aparece la pereza. Las tentaciones para no hacer lo que tiene que ser hecho siempre existen: quienes las vencen, avanzan en la vida; quienes se dejan vencer por ellas, se estancan.
Uno se fija como hábito ir a correr todos los días después del trabajo. Se compra incluso unas zapatillas nuevas, y empieza a correr con fuerza los primeros días (semanas), pero llega un día en que está cansado del trabajo, o día llueve o hace frío, o ha tenido una discusión con su jefe o pareja, o juega el Real Madrid partido de Champions League... Y entonces para no asumir nuestra responsabilidad y justificar nuestra falta disciplina, se ha inventado una frase ideal: 'Por un día no pasa nada'...
Pero sí, sí que pasa... porque generalmente ese un día suele acabar siendo dos días, luego tres hasta que uno finalmente abandona... y decide empezar (de nuevo, otra vez más) el próximo lunes, o después de Semana Santa, o después del verano... o la gran traca final: el 1 de enero.
Robin Sharma, también incluido en Aprendiendo de los mejores, escribía: "El día que dejas de practicar un buen hábito te empiezas a instalar en uno malo". Cada vez que traicionas un buen hábito creas una tendencia (por pequeña que sea) de un mal hábito. Así que conviene pensárselo dos veces. El tenista Rafa Nadal, en el libro Rafa, mi historia de John Carlin, deja la siguiente reflexión que despeja todo tipo de dudas:
"La verdadera prueba se produce esas mañanas que despiertas después de haber trasnochado mucho y lo que menos deseas es levantarte y entrenar sabiendo que vas a tener que trabajar muy duro y que vas a sudar a mares. Es posible que por un momento se establezca un debate en tu mente: ¿Y si me lo salto hoy, sólo por esta vez? Pero no escuchas el canto de sirena que suena en tu mente, porque sabes que de ese modo acabas cayendo por una pendiente peligrosa. Si flaqueas una vez, flaquearás más veces".
La disciplina es tan sumamente importante, porque la disciplina no sólo es esencial para construir hábitos, sino también para mantenerlos. Algo que mucha gente olvida es que los hábitos igual que se adquieren se pierden. Si uno es disciplinado para ir al gimnasio y ponerse en forma, y cuando está en forma deja de ir al gimnasio, el músculo pierde volumen; si uno habla muy bien inglés, y deja de practicarlo, uno se siente poco ágil; si uno habla en público y deja de hacerlo, empieza a sentirse incómodo... Y así pasa con todo.
Ya sabes: todo es posible pero nada es gratuito, y en ello, tu mayor aliado es la disciplina; y tu mayor enemigo es la pereza.
* Hoy te dejo el excelente post-resumen de Miguel Ángel García (@alienaragorn) sobre la conferencia #TuFuturoEsHoy del pasado lunes 27/04 en Valencia en ASNIE (Asociación Nacional de Inteligencia Emocional).
* También te dejo un vídeo-resumen [3 minutos] de la conferencia de #TuFuturoEsHoy en Valencia e igualmente la conferencia completa en streaming [a partir del minuto 6]: