Si fuera bebé otra vez…trataría de ser diferente

Muchos hemos imaginado cómo sería nuestra vida si pudiéramos regresar en el tiempo a una época determinada de nuestra niñez o juventud pero sabiendo todo lo que sabemos ahora…al menos yo sí. Como idea funciona, de manera práctica seguro que no. Lo que sabemos ahora se formó gracias a la prueba y error constante. Pero eso no me quita que fantasee con regresar al vecindario, colegio, iglesia, familia con la seguridad de ahora y mandar a volar a cualquier tarado (a) que quiera imponerme su voluntad. (Mandar a volar en mis términos significa alejarme por tiempo indefinido). Por un momento me perdí imaginando esa escena de Cynthia ruda, buscapleitos…solo si fuera algún personaje de Tarantino.

La verdad es que no quisiera retroceder en el tiempo, me encuentro a gusto en este momento. Y cuando encontramos esos minúsculos momentos en que casi estamos satisfechos con el presente entonces tal vez significa que hemos alcanzado algo de madurez. Por eso vemos a ciertas personas mayores más calmadas, que disfrutan más cada detalle de la vida y se comportan como si guardaran algún secreto o tesoro escondido. Y es que cuando sabemos que vivimos con los días contados entonces cobra más sentido el hecho de simplificar todo, evitar el desgaste emocional que nos traen las relaciones tóxicas y más que tóxicas las aburridas. ¡Cómo permitimos relaciones aburridas en nuestra vida! ¡Actividades aburridas! ¡Aburridísimas! ¡Vamos a lugares que no queremos ir! y ¡Hacemos cosas que no queremos hacer! ¡¿Porqué permitir lo aburrido?!

Cuando hemos perdido a algún familiar comprendemos de manera más profunda que el tiempo se estira, se encoge y se acaba; y que ese temido personaje llamado muerte no es tan ajeno ni lejano sino más común y cercano de lo que quisiéramos y que se invita cada cierto tiempo a pasar temporadas en nuestros hogares. Temporadas interminables. Pero es entonces cuando pensamos en aprovechar lo bueno que tenemos porque se acaba, tarde o temprano todo se acaba. Hayamos sido felices o no, hayamos sido honestos o no, hayamos vivido de apariencias o no.

Y si regresara a ser bebé tal vez si trataría de ser diferente…no me preocuparía tanto por todo…mucho menos por lo que pensaran otros de mí. Recuerdo cuánto me costaba decir que no, cuánto fingía para agradarle a otros. Y me ha tomado dar una gran vuelta de casi 35 años para regresar a ser quien siempre he sido, en esencia. Tal vez para muchos eso sea normal: EXPRESARSE, pero cuando se crece aprendiendo a fuerza manipuladora a ser buena persona y la religión se encarga de reforzar que debes poner la otra mejilla SIEMPRE…entonces dar tu opinión verdadera es insolencia, rebeldía, pecado…o como se decía en mi época: SEXO, DROGAS Y ROCK & ROLL. Aunque creo que el rock es demasiado bueno para ser del diablo. Le atribuyen de todo al pobre diablo. Cuenta la leyenda…hay una historia real de un niño que cuando la maestra le pidió que dibujara a su familia, dibujó al papá, a la mamá, a sus hermanos y a él…pero agregó un personaje más. Cuando la maestra le preguntó quién era ese personaje él contestó que era el diablo. La maestra regañó, pero a la mamá por hablarle tanto del diablo. Así que solo para darnos una idea de importancia que se le da a lo que no hay que darle importancia. La vida es demasiado corta.

Se vale hacernos trampa y regresar a nuestros inicios, a nuestra esencia y encontrarnos con nosotros mismos. Pretender como si el tiempo no hubiera pasado y empezar a poner en su lugar lo que haya que poner en su lugar (y también a quien haya que poner en su lugar…otra escena violenta de Tarantino). Y a diferencia de los bebés hacernos responsables por nuestras decisiones y nuestros actos, por la compañía y también por la soledad que elegimos vivir.

 ¨Supongo que uno no puede prever los inconvenientes de la soledad¨. 

 La Náusea

Jean Paul Sartre