Revista Cultura y Ocio
Cuando desguacé el viejo calefactor y abrí sus tripas sentí un olor a polvo quemado, el tufo acre de los cabellos chamuscados... Curioseé su interior: aparte del extremo de los cables, conectados al interruptor y al regulador de potencia, el "órgano principal" del aparato lo constituían unas gruesas láminas de un material brillante en torno al cual se arrollaba una larga espiral de alambre destinado a ponerse al rojo por efecto de la fuerte resistencia ofrecida al paso de la corriente eléctrica. Ese filamento incandescente debería derretir el plástico donde estaba fijado de no ser por aquellas láminas frágiles y brillantes que parecían hechas de una sustancia natural. Años después aprendí que se realizaban con mica: un mineral abundante que aparece, muchas veces, en forma laminada con cristales brillantes y translúcidos y que tiene la útil propiedad de ser un aislante térmico y eléctrico muy eficaz. Es, por ello, muy usado en la fabricación de aparatos eléctricos que requieren aislar resistencias que alcanzan elevadas temperaturas. Lo he encontrado muchas otras veces en planchas, radiadores, interruptores bimetálicos, estañadores... En medio de mis particulares desguaces me he entretenido, a veces, en separar con la uña sus delgadas capitas, consiguiendo escamas brillantes y quebradizas. He observado su excelente transparencia, su baja dureza (de 2-2,5 en la escala de Mohs, un poco más que el yeso, que es de 2) que permitía que pudiera rallarla con la uña; su flexibilidad, su brillo nacarado...
Hubo un tiempo en que la buscaba en el granito. Habíamos aprendido en el cole que éste estaba formado por cuarzo, feldespato y mica; y esperaba encontrarla en forma de diminutas escamas... Me equivocaba; el granito corriente tiene la mica en forma de escamas negras de biotica. Mi confusión con el feldespato duró muchos años. Tuvo que llegar internet para que, contrastando información aquí y allá, me aclarara el asunto. Hoy día, sé que la mica usada en el viejo secador era del tipo "Muscovita". Además me entero de que su curioso nombre "moscovita" alude a su denominación rusa: "Vídrio de Moscú", pues en esa ciudad (al igual que el yeso cristalizado, en Roma) era usado como cristal para las ventanas.
Una curiosidad óptica observada en dos láminas de mica superpuestas dio origen a un gran descubrimiento: los anillos de Newton. La historia comienza con la invención del microscopio en 1595 por el óptico holandés Zacharias Janssen. El impacto producido por este invento hizo que algunos científicos se apresuraran a construirlo personalmente aplicándole mejoras que aumentaban su capacidad. Uno de ellos fue el presidente de la Rloyal Society de Londres, Robert Hooke, que tras fabricar personalmente un instrumento muy mejorado se aplicó a observar cuanto estaba a su alcance. Los sorprendentes descubrimientos que realizó los describe en su obra "Micrographía" . Además del descubrimiento de "la célula" en una delgada lámina de corcho, se le ocurrió poner bajo su objetivo unas láminas de mica moscovita. Entonces contempló asombrado que al presionar con un punzón sobre una de ellas aparecían (a modo de ondas) unos círculos concéntricos en los que se repetían los colores del arco iris. este descubrimiento lo trasladó al famoso científico Isaac Newton que lo aprovechó para perfeccionar su teoría sobre la luz. Desde entonces se conocen como "anillos de Newton" y hoy día los vemos aparecer muy frecuentemente cuando hay dos láminas de material transparente muy juntas al aplicar a una de ellas una ligera presión.
Así que mis pequeños cristales de mica moscovita encontrados entre los granitos de la Sierra de Guadarrama, en las cercanías de Valsaín, esconden también sus particulares historias. Cuando nos son reveladas nos causan admiración. Lo que aparenta ser una vulgar piedra guarda secretos que las mentes inquietas saben desvelar. Nuestra mica bien merece un lugar en nuestra colección de minerales.