Revista Cultura y Ocio

Si los muertos no resucitan

Publicado el 27 marzo 2010 por Carmina
Si los muertos no resucitan
Mi vuelta al género negro que tantas satisfacciones me ha dado, no ha podido empezar con mejor pie. Hace tiempo que leyendo otros blogs empecé a conocer a otros autores de novela negra que yo no había oído ni mencionar, practicamente me había encasillado en los cuatro o cinco que me gustaban y de vez en cuando por arte de magia en alguna librería descubría a algún nuevo autor, en los últimos años la novela policíaca se ha diversificado tanto en las estanterías y ha hecho tantas incursiones en otros géneros, que encontrarla en estado puro es un poco complicado y para mi sorpresa, he vuelto al genero negro con una novela genuina, sin toques de otros géneros y sin el socorrido toque romántico que ahora impera. Y con ello no quiero decir que no haya amor que si lo hay... pero con otros tintes.
Me gusta leer las sagas por el principio, sin embargo cuando me encontré con este libro que fue premio novela negra RBA 2009 no me plantee que me iba a encontrar, y rompí con otra regla, por dios Hilario no se me escandalices de nuevo, es que ultimamente ando algo revoltosa. Esta es la sexta novela de la serie Berlin noir, que en principio fue concebida como una trilogía. Los dos primeros titulos los tengo en mi estantería, y entonces porque empecé por el sexto?, pues porque me enteré de esa información cuando ya llevaba casi doscientas páginas leídas, y no me merecía la pena soltar una novela que me había atrapado de esa manera.
Esta novela es una critica social de la sociedad alemana que se adentra en el nazismo, esta ambientada en el Berlin de 1934. La verdad que es un libro muy descriptivo y dudo que se pueda encontrar un documental, informe o ensayo en el que se describa y al mismo tiempo se descubra el nazismo en sus primeros pasos de asentamiento. Nos cuenta el día a día, como una radiografía de la sociedad, su visión del mundo.
Este libro esta estructurado en dos partes claramente diferenciadas y sin aparente conexión entre ellas. La primera de ellas es para mi también la más oscura y la que más me ha costado de leer. Esta ambientada en el Berlin de la era preolimpica. Bernie Gunther, es detective del hotel Adlon, trabajo al que se ve abocado después de dejar la policía criminal alemana, la KRIPO, al no simpatizar con las SS y las SA con las que tendría que haber compartido espacio, y por su negativa a abrazar el incipiente nazismo que ya comenzaba a imponerse. Me he encontrado con un detective cínico, con una ironía morbosa, con una valentía fuera de lo común, un abogado de causas perdidas, un defensor de sus principios aunque en ocasiones se veía impelido a aceptar algunas reglas en aras a la supervivencia. Si algo se le puede reconocer a Gunther es su olfato para agarrarse a la vida.
La llegada al hotel de una periodista norteamericana, Noreen Charamlabides, amiga de la directora de Adlon, para escribir un reportage sobre las injusticias racistas del régimen de la Wehrmacht y asi favorecer el boicot de los Estados Unidos a la candidatura de Berlin como sede Olímpica, les llevará a descubrir una trama de corrupción económica que afecta a altas esferas del nazismo y empresarios americanos, y también a autoridades alemanas y americanas del comité olímpico. Todo ello regado de cadáveres, y surge la sorpresa cuando no todos ellos son judíos.
En el recorrido que ambos personajes hacen por las calles de Berlin es posible detectar el miedo, ver las bases sobre las que se sustentaba el regimen que sembraba el terror, que empezaba a expanderse como una mancha de aceite. Es posible conocer a la gente que se paseaba por el Berlin de 1934, los que abrazaron el nazismo sin concesiones, los reticentes, los judíos desamparados y a la búsqueda de un trabajo que les permitiera alimentar a sus hijos, las triquiñuelas de los mandos policiales, la dureza de los oficiales nazis. En una palabra muy sonora CORRUPCIÓN, salpicada de un terror introducido a golpes de injusticias.
Sus investigaciones les llevan incluso a arriesgar su vida, y la norteamericana tiene que salir urgentemente de Alemania, dejando un corazón partido y un alemán luchando por su supervivencia, dejo el resto para que descubráis una historia tan emocionante como oscura y a tramos dura, por el uso del lenguaje.
La segunda parte ya he comentado que aparentemente no tiene conexión con la primera, veinte años después en la Cuba de Batista, Gunther es una persona mucho más cínica, llega a la isla con un nombre falso y un visado argentino-germano. En la dictadura cubana se esconde de una orden de búsqueda y captura dictada por Viena, por el asesinato de dos mujeres. Allí se vuelve a reencontrar con Noreen que se ha separado y ha adoptado su apellido de soltera y es una consumada escritora. Otro personaje que le da continuidad a la trama es Max Reles un gangster americano dueño del un hotel -casino y socio de Batista.
El cambio de escenario introduce otros olores y colores, pero no cambia la esencia de la novela, por la dictadura cubana, y se deja entrever la urdidumbre del régimen castrista, Gunther vuelve a estar en su sitio, nada contra corriente y guarda la ropa, se vuelve a ver inmerso en situaciones comprometidas. Lucha por volver a su Alemania natal, no acaba de acostumbrarse a la isla pero el curso de los acontecimientos amenaza con mantenerlo cautivo en la isla y de un amor que ya no es correspondido y que le causa mucho sufrimiento.
Esta segunda parte para mi ha sido más ágil, más fácil de leer, o quizás mi ansia por saber que iba a pasar me hacia devorar página tras página en uno se esos momentos en los que la tensión ya era palpable me fui hacia las páginas finales para ver como se iba a desarrollar la trama, un vicio nada sano la verdad.
Tengo mis reticencias hacia los premios, crean muchas expectativas y en ocasiones sólo son estrategias de marqueting pero en esta ocasión el premio ha sido merecido, la novela es impecable y ahora me ha picado el gusanillo de leer las otras novelas del autor, pero eso será dentro de un tiempo, ya que como las dos primeras son mías puedo acometer su lectura en época vacacional.
Rescato un parrafo que me ha llamado poderosamente la atención y que da sentido al titulo de la novela.
Algunos morimos en un día. A otros les cuesta mucho más. Años, incluso. Todos morimos como Adán, eso es cierto, pero no todos los hombres vuelven a la vida como Ernest Hemingway. Si los muertos no resucitan, ¿Que pasa con el espíritu del hombre? Y si resucitan, ¿Con qué cuerpo volveremos a la vida?. No tenía respuestas para eso. Nadie las tenía. Si los muertos resucitasen y fueran incorruptibles y yo pudiese cambiarme por otro en un abrir y cerrar de ojos, puede que, sólo por morir, valiera la pena dejarme matar o quitarme la vida.
Cuando llegue a la Habana, fui a Casa Marina y pasé la noche con un par de chicas complacientes. No me quitaron ni un gramo de soleda. Sólo me ayudaron a pasar el rato. El poco del que disponemos

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