Un título magnífico, que siempre viene acompañado de una historia: resulta que quince años después de haber escrito el artículo que da nombre al libro, la biblioteca personal de Huxley fue fruto de las llamas. ¿Era un visionario? Seguramente se lo planteó, de la misma manera que hace en uno de los artículos con su Un mundo feliz, en el que, años después de la publicación la obra, analiza los aspectos imaginados que se cumplieron y los que no.
Pero ya os digo, el título me parece prodigioso y en algunos casos superior al contenido. Huxley escribe con elegancia, gusto y muchísima claridad. Puedes leer cada uno de estos artículos y creer que fue publicado en el periódico de ayer. Sin embargo, el lector puede caer en la trampa y acabar leyendo algo que en ese momento no le apetece. Es lo que tiene el ensayo, creo yo. O te interesa el tema muchísimo o te pierdes. Y yo, como una ignorante total de la música clásica (sé que en una de estas vidas tengo que paliarlo), no sé apreciar todas las críticas musicales que realizó sobre los grandes nombres.
Pero no sólo de música va este libro. Como su subtítulo indica, también incluye artículos sobre arte, literatura y drogas que se publicaron en diferentes medios escritos a lo largo de varios años.
Lo dicho. Es un placer leer y sentir que a la persona que escribe no le cuesta nada contarte. Porque me pierdo en algunos temas, prefiero quedarme con Un mundo feliz, título imprescindible y curiosamente, el primer libro que leí en inglés.