Hoy, mientras me levantaba antes de ir a trabajar, prendí la tele y estaban dando “Impacto Profundo”, donde Morgan Freeman interpreta al Presidente de los Estados Unidos. Como ustedes saben, los directores y empresas de reparto son las que hacen una búsqueda exhaustiva de quién va a interpretar un determinado papel en una película y si Morgan Freeman ha sido “Dios” y “Presidente”, no es por casualidad o “pituto”. Hay todo un estudio y análisis de lo que transmite, refleja y comunica la persona, de su voz, su presencia, carisma, estatura, empatía, rasgos físicos, etc. Siempre he pensado que una buena película es la que hace imposible imaginar a otro actor en un rol. Todos (incluídos los actores secundarios) han sido elegidos con pinzas, lupa y microscopio.
Pero hay un factor que es decisivo en toda elección presidencial, legislativa o municipal, porque si Morgan Freeman decidiera, en algún momento de su vida, dedicarse a la política, lo más probable, es que su “credibilidad” lo lleve a triunfar en las urnas.
El carisma y la credibilidad son factores fundamentales en un actor, pero también en un político. A diario vemos cómo los políticos son especialistas en la inconsecuencia y en hablar y después pensar.
El “casting” o “reparto” de los políticos, a veces revela graves deficiencias, tanto así, que muchas veces consiguen ser elegidos, pero terminan renunciando. Una buena campaña también resulta, pero cuando el marketing es bueno y el candidato no, mejor ni hablar. El poco interés que hay siempre por ir a votar, contrasta siempre con el querer opinar y “arreglar” el mundo. La política no es sucia, lo son sus elementos y miembros. A continuación algunas imágenes relacionadas:
El candidato que recuerda a sus electores sólo antes de las elecciones, el apernado que por nada del mundo quiere “soltar” el poder, aquellos que prometen “wifi” gratis para todo Chile, esos que tienen tejado de vidrio de 2 milímetros de espesor, aquel que llega a una ciudad a postular a un puesto político, pero que no tiene la más mínima presunción de la realidad local, etc. Son sólo ejemplos de cómo se puede perder la credibilidad en vías de los intereses propios.
No se puede hacer un mal “casting” y elegir a candidatos que no son apropiados, ya sea por su 0% de carisma, o por ser enemigos de los asesores comunicacionales. La idea es lograr un perfecto equilibrio, porque el exceso de carisma, por ejemplo, también es negativo en ese toque demasiado superficial que le da al candidato. La autoridad y don de mando hablan de una persona que toma sus propias decisiones (no sus partidos políticos), un líder, capaz de guiar a una nación en el verano y en el invierno.
Siempre me fijo en cómo los políticos se dirigen a su querido “pueblo”. A veces leen un libreto o discurso escrito por otros, otros improvisan y ejecutan la política a través de los errores, obteniendo más visitas en Youtube que votos. Pocos usan el don de la palabra, ese que mezcla inteligencia, tacto, opinión y criterio, ese que rebate usando los sólidos argumentos como arma y también como escudo. No es fácil conseguir un buen candidato, porque a veces, quienes tienen toda la capacidad, no pertenecen a un partido político o no se sienten atraídos hacia ella.
La política a veces es contagiosa, por lo que no es raro ver cómo el familiar directo o indirecto de la nada se transforma en candidato, sin tener necesariamente “dedos para el piano”. Siempre se ha dicho que meter a la familia a los negocios no es una buena elección y en la política, tampoco. ¿Se imaginan elegir al hermano del actor principal sólo por parentesco?.
La credibilidad es un elemento escaso en estos tiempos, la opinión también. Muchas personas creen en algo sólo por una cuestión de fe, sin tener la menor idea en qué creen. Un buen reparto en una película, asegura en parte el éxito de ésta, haciendo también que el reparto pase completamente desapercibido. Por eso, confiaré en que Morgan Freeman tome las decisiones correctas para salvar al mundo, porque ya se viene: “Morgan Freeman Presidente….!!!”
Nota: Esta columna está dedicada a mi sobrino Sebastián, de 5 años, que en estos momentos se encuentra enfermo. Mejórate Sebitaaaaa…!!!!
Morgan Freeman
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