Hace algún tiempo publiqué un post titulado: Futurología: pronósticos valientes, errores abismales. Iba sobre todos aquellos casos a lo largo de la Historia en los que alguien se atrevió a hacer una predicción que el tiempo demostró que era completamente errónea. Malcom Forbes afirmaba cierta vez: "Cualquiera que diga que los hombres de negocio tratan con hechos y no con ficción, nunca ha leído a posteriori proyecciones a cinco años".
Walt Disney, Thomas Edision, Michael Jordan, Abraham Lincoln... son casos de personajes que fueron objeto de mofa antes de alcanzar sus cimas. La vida es una suma de aciertos y errores en lo que lo único seguro es que como apunta el siguiente vídeo a continuación: "Si nunca has fracasado, nunca has vivido"; o como el artista Miguel Ángel apuntaló: "El mayor peligro para la mayoría de nosotros no es que apuntamos demasiado alto y fallamos, sino que apuntamos demasiado bajo y acertamos".
En España se penaliza excesivamente el error. Es el miedo al rídiculo, a la risa irónica de los demás, por eso mucha gente no se atreve. Es una de las causas (entre otras) de que en España no se hable bien inglés: "Si no hablas perfecto, mantén la boca cerrada". ¿Así se puede aprender un idioma? Eso lastra enormemente el aprendizaje.
Nos invitan a dar una conferencia y en el estrado a todos se nos llena la boca de: "Hay que fomentar el error" o "promover una cultura de no miedo a equivocarse"; o repetimos como papagayos lo de: "En América el error está bien visto; si no has fracasado no te contratan en ningún sitio porque es síntoma de que te has atrevido y has vivido".
Luego, al bajar del escenario (¡qué fácil dar discursitos!), sin el glamour de los focos y el confeti, ridiculizamos al que se equivoca; además lo hacemos con gusto, como recreándonos en el "no eres tan bueno como yo"; una cierta humillación para saldar cuentas con nuestras carencias. Casi siempre el rídiculo (como la violencia, física, gestual o de palabra) es el recurso del inseguro, el que necesita reafirmarse quedando por encima del resto.
Lo de siempre: Menos predicar y más dar trigo... Aquí va el vídeo (gracias @cruzcoaching) y os recomiendo el poema de Álex Rovira: Vivir es arriesgarse a morir que ya dejamos aquí.