Desde los 18 años toco “de oído” el piano y he compuesto alguna que otra pieza musical. Lo toco con el corazón, fundamentalmente. El piano me parece un instrumento sumamente complejo, casi infinito en sus posibilidades, con una carga emocional y sonora inigualables. Cuando me siento a “hablar” con sus teclas me relajo y constato que mi cabeza siempre le pide demasiado a mis limitadas manos. Sí, envidio a los virtuosos que acarician el piano de forma magistral. Envidio su libertad de tocar lo que quieran. Vía @manorodriguez acabo de llegar a este vídeo que me ha dejado boquiabierto todas las veces que lo he visto. Lo que hace este niño de sólo 10 años con la magia de sus manos es supremo, inmejorable. Toca al cielo con el alma. Sin inmutarse:
Actualización:
El vídeo anterior ha sido bloqueado por Telecinco (gran torpeza para promocionar sus programas), que ni siquiera permite incrustar en un blog un vídeo de su propia web sólo con esta actuación. Es decir, hay que tragarse todo el programa para ver al muchacho… Allá ellos, que se pierden miles de visitas y nuevos televidentes.
Pero no hay problema, porque afortunadamente en Internet (por ahora) no hay puertas ni fronteras. Vídeos de Michael Andreas Haeringer hay a patadas en YouTube, como por ejemplo este concierto cuando sólo tenía 9 años:
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