“Siempre creemos que queda más tiempo, pero siempre se acaba”

Vivir en el mundo tal y como lo conocemos ahora mismo es un autentico reto. Todo es más estresante, loco, un no parar, con la sensación de querer hacer más y más para “aprovechar” el tiempo que tenemos antes de que se nos acabe el día y volvamos a empezar al siguiente. Estamos hiperestimulados.
Todo esto se debe por al auge tan frenético de la tecnología. Hoy día tenemos acceso a todo tipo de información desde la palma de nuestra mano. Esa inmediatez de conocimientos nos ha creado una especie de ansiedad que nos “obliga” a estar enganchados a ella para conocer la última noticia producida hace diez segundos (entiéndase la referencia temporal). 
Uno de los culpables es Twitter. Esta red social permite esa rapidez que “necesitamos.” No nos engañemos, es una herramienta magnifica para enterarte de lo que sucede de un vistazo rápido. Lo mismo pasa con Facebook e Instagram. Subir fotos con los amigos, ya tuya individual (ojo, no es crítica, yo también lo he hecho), compartir memes, likes, ‘me gusta’, seguidores, notificaciones, contestarlas para cuidar a tus ‘followers’ y que ese número no baje... 
Resumen: cabeza pegada a la pantalla. Todo esto en conjunto, nos hace pensar que nuestro mundo, que nuestro yo, está detrás de ese cristal. Lo trasladamos cuando salimos a cenar con nuestras parejas, visitamos a nuestras familias o tomando una cerveza con los amigos. Cada vez somos menos capaces de establecer conversación si no es con algo relacionado con lo que vemos en el móvil.

La verdad es que es una pena porque cuando consigues levantar la cabeza, alejar todo ese ‘ruido’ de ti mismo, se descubre ante ti un mundo que antes te pertenecía y fue ‘robado’ por estos servicios, se descubre el verdadero tiempo. En él, empiezan a ocurrir cosas que tenias olvidadas. Nuestro yo, el real, el que te impulsa, se alza cada vez más fuerte deseando que lo dejes salir, desarrollarse, demostrarte que antaño hacías un gran equipo con él. Toma conciencia de las cosas, estás mas ‘presente’ en el momento que vives y te sientes otro, más confiado, seguro, implacable.
Yo soy amante de la tecnología, me encanta. Sigo todos los avances que se puedan realizar en ese mundo, pero también soy consciente de que la tecnología no debe atraparte, ha de ser uno mismo quién la atrape y la maneje. No hay que volverse un cavernícola, solo prestar más atención a lo que nos rodea y quién lo hace, que a una simple pantalla.