“¡Qué rumbo han tomando las cosas!, ¿no?”… “¿a dónde vamos a ir a parar?”… “en mis tiempos no pasaba esto”… me suena que algo parecido decían nuestros abuelos. Quizás en algún tiempo nos parecieran objetos de museo pero la vida sigue igual.
¿Has oído alguna vez algo de ésto?:
1) “Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos”.
2) “Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país, si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque esa juventud es insoportable,desenfrenada, simplemente horrible.”
3) “Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos.”
4) “Esta juventud esta malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura.”
Pues bien:
La primera frase es de Sócrates (470 – 399 A .C.).
La segunda es de Hesíodo (720 A .C.).
La tercera es de un sacerdote (2.000 A .C.).
La cuarta estaba escrita en un vaso de arcilla descubierto en las ruinas de Babilonia (actual Bagdad) y con más de 4.000 años de existencia.
¿Será que por detrás de una percepción muy selectiva de lo que nos pasa solo hay un ominipresente miedo a lo diferente?
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