Sierra Leona está en plena celebración del 50 aniversario de su independencia. En la medianoche del 27 de abril de 1961, este pequeño rincón de África Occidental proclamó su independencia de Gran Bretaña. El país, como cuenta en su blog Chema Caballero, está plagado de banderas tricolor, azul, blanca y verde, y el himno nacional, que los niños cantan con la mano en el corazón todos los días antes de entrar en el colegio, se escucha más que nunca.
Niños en fila a las puertas de un colegio de Mile 91.
Las celebraciones de este aniversario están puestas en una balanza. Por un lado, el intento del gobierno de Ernest Bai Koroma por organizar una fiesta nacional en un país marcado por una cruel historia reciente. Por el otro, la austeridad necesaria para no ofender a una mayoría de la población que sigue viviendo con menos de un dólar al día.
El gobierno, sin embargo, se encuentra en un momento dulce. Desde que en las elecciones de 2007, las primeras democráticas, y tras una campaña envuelta de ambiente festivo, se experimentara la alternancia de poder, Sierra Leona se ha erigido como paradigma del triunfo de la democracia en África. La primera promesa del nuevo gobierno fue llevar la luz eléctrica a todos los rincones del país, y parece que lo está consiguiendo. Su otro gran logro, el llamado “Plan Obama”.
Impulsado por el gobierno de Estados Unidos, el objetivo de esta medida es que las mujeres embarazadas y los niños menores de cinco años tuvieran acceso gratuito a los medicamentos.
Entrada de la mayor maternidad de Freetown.
Hasta entonces, las medicinas había que pagarlas y las mujeres retrasaban el momento de ir al médico o de llevar a sus hijos hasta el punto de que, en bastantes ocasiones, ya era demasiado tarde. El nuevo sistema se implantó hace justo un año, el 28 de abril de 2010, y aunque aún es pronto para tener resultados, al menos 460.000 mujeres se han beneficiado de la medida. Así lo contaba The Guardian, con fotos de Intermón Oxfam.
Pero el pasado reciente del país aún pesa demasiado. 2011 no es sólo el aniversario de la independencia del país, también los es del fin de la guerra civil. En el año 2001, y tras 10 años de conflicto armado, se puso fin a la contienda y comenzó el proceso de reconstrucción de un país hecho trizas. Las heridas de la guerra se cerraron por esa capacidad infinita de los africanos a perdonar y seguir adelante, pero la pobreza estructural y la corrupción que ahoga al sistema no son tan sencillas de eliminar.
Esa realidad se ha retratado en el documental Los hijos de Mama Wata, la historia de los pescadores de la Bahía de Goderich, a las afueras de Freetown. Mama Wata es una especie de diosa del mar y protectora de los marineros, que aparece en forma de mujer para multiplicar el pescado de la bahía. A la espera de que eso ocurra, los pescadores, alter ego de toda una sociedad, luchan por sobrevivir en un país que sigue ocupando los primeros puestos de la lista de los más pobres del mundo.