Siete Aguas (Valencia)
Hace unos pocos meses estuvimos haciendo un poco de turismo rural en familia. Estuvimos descubriendo Siete Aguas. ¿Recordáis que en el #19JUniversoBloguer nos tocó una noche en El Pinar de Ventamina? Pues resulta que este fantástico complejo rural está allí, en Siete Aguas. Pero hoy no voy a hablaros de este alojamiento para familias. Eso lo dejo para otro post, que se merece una reseña completita, completita. Hoy, voy a contaros lo que podéis hacer si decidís visitar Siete Aguas con niños.Siete Aguas es una pequeña localidad perteneciente a la comarca de la Hoya de Buñol, en la provincia de Valencia. Es uno de esos pueblos con vidilla pero en los que se respira tranquilidad, en los que no ves prisas, en los que los niños juegan aún por las calles...
Llegamos al municipio sobre las 12 del medio día, después de dejar nuestras cosas en la que sería nuestra casa aquel fin de semana. Habíamos quedado con María José, de La Alcoba de Blanca, y su familia para comer juntos, charlar, jugar y conocernos un poco más. Como quedamos tarde, decidimos darnos un paseo mientras tanto y tomarnos un aperitivo para hacer tiempo.
El parque de la Cruz en Siete Aguas
Vimos algunas de construcciones más emblemáticas del pueblo: La Iglesia Parroquial de San Juan Bautista que data del S. XVIII. El Puente Real y Concejil del S. XVIII que fue el primer puente del Reino de Valencia que se cruzaba desde Madrid. Y también descubrimos alguno de los pasajes de la villa y alguna de las casas modernistas y novecentistas.
Después de pasear un poco, nos fijamos en que había una zona de juegos infantiles bastante chula junto a un bar. Había un montón de mesas al aire libre en las que estaban las familias tomando algo mientras los peques jugaban en los columpios o en la plaza. El encargado del bar, muy amablemente, nos montó en seguida una mesa a nosotros para que también pudiésemos estar tomándonos el aperitivo cerca de los columpios. Resultó que era el bar del centro social de la localidad.
El parque y el bar del Centro Social de Siete Aguas
Cuando llegaron nuestros amigos, nos acercamos a otro recinto al aire libre que había muy cerca. Se trata de una pequeña pinada, vallada, en la que está la Cruz Pairal. La Cruz Pairal (o Peirón) es un mojón del S. XV que servía para marcar el límite entre el Reino de Valencia y el de Castilla. En este mismo parque había más columpios para distintas edades, una zona de aparatos para hacer ejercicio, mesas de picnic y... otro bar. Pensamos que era un lugar genial para que los peques disfrutasen aunque la comida no fuese muy allá. Es el típico bar de bocatas y platos combinados. Pero aquel día no nos hacía falta nada más.
Estuvo genial. María José y yo charlamos tranquilamente mogollón de rato. Los papás mientras tanto hablaba y vigilaban a los más peques que no paraban de intentar subirse solos dónde aparentemente no llegaban. Pero vamos si llegaban, si. Aquel día reafirmé la capacidad de superación del pequeño César. Jejejeje
La Iglesia Parroquial y la Fuente de los Siete Caños de Siete Aguas
Cuando comenzó a refrescar un poco, nos pusimos las chaquetas y fuimos a dar otro paseito por el pueblo. Ellos aun no lo habían visto. Compramos la merienda, paseamos por las estrechas calles, vimos la Fuente de los Siete Caños (el símbolo de la riqueza hídrica de la población) y acabamos la tarde observando un pequeño estanque vallado que hay frente al centro social lleno de peces, patos, ocas, cisnes... Fue un día muy divertido.
Se notaba que es un pueblo de montaña ya que a las siete de la tarde ya hacía un frío.... Pusimos rumbo a la casa rural, que está un poco alejada del pueblo, dispuestos a relajarnos cenando y jugando frente a la chimenea encendida.
El estanque de los patos en Siete Aguas
A la mañana siguiente, tras desayunar y explorar la zona, recogimos nuestras cosas y volvimos al pueblo. Era domingo y había mercado. Paseamos viendo los distintos puestos y nos acercamos a descubrir el área recreativa. Está junto al polideportivo. Hay una parte bastante cuidada, la más cercana a las instalaciones deportivas. Algunas mesas de picnic, unas grandes de obra bajo un techado y con una enorme chimenea para hacer fuego, barbacoas... pero el resto estaba fatal. Una pena. Los baños destrozados, columpios rotos, las mesas de madera también rotas... Vamos, que no vale la pena visitarla. Ojalá la puedan arreglar y ojalá la gente la cuide porque la zona es muy bonita y había mogollón de espacio seguro para correr y jugar. Ahora mismo, está muchísimo mejor el área recreativa de la Cruz. Por cierto, esa no tiene perdida porque se ve nada más entrar al pueblo.
Con los peques ya cansados de jugar y patear, y con la barriga llena nos dispusimos a volver a casa. Como era otoño, se hacía de noche enseguida y queríamos hacer la mayor parte del trayecto aun con luz.
Aunque, tal y como os he dicho, el pueblo no es muy grande, todavía nos quedaros cosas por hacer. Hay una ruta de senderismo que podemos hacer con los niños. Tiene unos 5K. que recorre facilmente las siete fuentes que dan el nombre al municipio. Podéis encontrar la información aquí.
El Puente Real de Siete Aguas
Ah, y como dato curioso os diré que en Siete Aguas está el Palacio Medieval de los Menaguerra, donde se dice que pernoctaron los restos mortales del Cid Campeador y todo su séquito. Esto también nos lo perdimos porque no tenía ni idea, pero... así tenemos excusa para volver. ¿No os parece?
Si queréis ver más fotos os las he dejado aquí.
Localización exacta:
Ya sabéis que me encanta que me contéis vuestras experiencias así que no os cortéis. ¿Conocíais Siete Aguas? ¿Os ha gustado el post? ¿Qué otros pueblos nos invitaríais a descubrir?