Después de echas estas reflexiones, hizé todo lo que hago normalmente, cuando me levanto,es decir, me aseo, me visto, pero en esta ocasión con la ropa de montaña (ya sabeís por capas para evitar el frío de la montaña en invierno), y lo que nunca me puede faltar para acabar despejarme el café.
Son ya las seis y veinte, me pongo la mochila a la espalda, que había preparado la noche anterior con todo lo necesario, para ir a la montaña en invierno: guantes, guetres o polainas, pasamontañas, bastones, crampones, botas, chubasquero y aunque no son imprescindibles las raquetas ... y como mi intención era plasmar la montaña cubierta de nieve, mi cámara ¡ah! se me olvidaba agua y algo para picar (chocolate, frutos secos ....)Llegado este punto sólo queda ir a por el coche y ponernos en marcha. A pesar de lo temprano, pasado el pueblo de Navacerrada, empezamos a subir en caravana fluída y envueltos en una densa niebla por lo queda descartado disfrutar del amanecer.Comenzamos desde el aparcamiento del restaurante Venta Arias, paralelos a las pistas de esqui y envueltos en una densa niebla, que nos acompañará durante todo nuestro recorrido. La cantidad de nieve acumulada hace que en muchos tramos nos hundamos hasta la rodilla, dificultando nuestra marcha.Alcanzamos el Alto del Telégrafo y a unos 100 metros llegamos a la pradera de Siete Picos, desde donde comenzamos a superar el principal desnivel de la ruta.
Superada la loma de un kilómetro aproximadamente y un desnivel de 150 metros, nos encontramos con fuertes ráfagas de viento y el terreno pasa de ser nieve a hielo, con lo que tenemos que hacer un alto para colocarnos los crampones.
Entre la ventisca y la niebla, la visibilidad era nula. Logramos llegar a las inmediaciones del 2º pico desde donde comenzamos el descenso de unos 600 metros hacia la pradera del Ventoso.
Nada más iniciar el descenso el viento cesó y volvimos a pisar nieve. Una vez alcanzada la pradera nos tomamos un pequeño descanso que aproveché para sacar alguna fotografía y charlar con otros excursionistas.
Desde aquí cogimos el camino de Smith para retornar al punto de partida
A cada paso que daba por el camino de Smith, la soledad, la tranquilidad, el silencio, que nos acompañó durante toda la ruta iban desapereciendo poco a poco, dejando paso a los ruidos provenientes de las pista de esqui, donde multitud de familias se habían concentrado para disfrutar de la nieve.
Me gustaría hacer un llamamiento, y es que a todo el mundo que amamos la naturaleza, y disfrutamos en la montaña, bosques, montes,... queremos encontrarla limpia cada vez que vamos. Mi experiencia y la de muchos, es que cuando hay una masificación como por ejemplo esta habiendo estos días en el Puerto de Navacerrada o en otros muchos lugares, mucha gente tira los desperdicios al suelo, contaminando nuestras montañas, bosques, en general, destruyendo nuestro mejor legado LA NATURALEZA. Cuidemos nuestro medio ambiente, no nos cuesta nada en vez de tirarlo al suelo, guardar los desperdicios en una bolsita y depositarla a la vuelta en un contenedor. GRACIAS