“Siete psicópatas”: En busca de un buen guión

[6/10]   Marty está atascado en la escritura de su nuevo guión “Siete psicópatas”, y entonces recibe la ayuda e inspiración de su amigo Billy… por la vía de los hechos. O al menos eso es lo que pretende hacernos creer Martin McDonagh en su película del mismo título. En ella, realidad y ficción comienzan de manera bien diferenciada, pero sus límites van oscureciéndose a medida que avanza la historia hasta terminar confundiéndose en la pantalla, o quizá en la mente del escritor. Su creatividad o su delirio a consecuencia del alcohol hacen que un suceso leído en la prensa cobre vida y que, en una escalada de venganzas, arrastre a la escena a todo un equipo de psicópatas ávidos de sangre. Billy será un asesino en serie que deja naipes a sus víctimas, y Hans -socio de Billy en un peculiar negocio de robo de perros- se convertirá en el cuáquero protagonista de la noticia del periódico. Con estos dos colaboradores leales y con un perrito secuestrado por error, el imaginario de Marty desencadenará una espiral de violencia que no terminará hasta “el tiroteo final”.

McDonagh hace un ejercicio posmoderno y meta-narrativo con esta historia de ajuste de cuentas, donde los apuros del escritor alcohólico y la ayuda de su amigo inspirador son la única realidad, mientras que el resto no es más que una oscura pesadilla de odio y sangre en la que salen a relucir todas las miserias humanas. Marty es el alter ego del director y a quien concede el don de hilvanar historias y personajes increíbles, y también un pacifista que trata de humanizar las relaciones de unos individuos condenados a matar o a suicidarse. Violencia directa, seca e inverosímil al estilo tarantiniano con sus mismos diálogos triviales y vacíos de lógica, para una comedia negra que ironiza sobre la creatividad de Hollywood y que parodia un mundo enloquecido que es capaz de matar por una nimiedad.

A partir de la fantasía desbocada y absurda que se da en la mente del escritor, llama la atención la expresividad de Marty, cuyo rostro refleja la tensión creativa de quien está dando a luz una obra oscura e imprevisible, surrealista y desquiciada. Es Colin Farrell quien consigue mostrar ese asombro y ese temor por los derroteros sangrientos que la historia está tomando, y quien acaba viviéndola de manera tan real que se siente salpicado por el horror y la pesadilla. Christopher Walken, Woody Harrelson y Sam Rockwell le dan la réplica como creaciones excéntricas y caricaturescas, mientras que el sarcasmo se adueña de la historia con un humor negro que huele a melancolía. Curiosa mezcla de diversión y dolor para un thriller montado a golpe de chispazo y ocurrencia, con explosiones y disparos a quemarropa que tienen mucho de teatral, con personajes que se ríen de sí mismos en su disparatada interpretación.

 

Una película caótica y anárquica que se va re-escribiendo conforme avanza la historia y se encamina hacia ese tiroteo decisivo. Una comedia que no se toma en serio en ningún momento, que mira sin disimulo a Tarantino y a los Coen, y que debe verse desde la angustia de un escritor en crisis creativa que necesita sangre para atrapar a su público, pero que también quiere humanidad en sus personajes para reconfortar al espectador. Es la búsqueda de un buen guión, divertido e imaginativo. 

Calificación: 6/10

En las imágenes: Fotogramas de “Siete psicópatas” (Seven psychopaths), película distribuida en España por Vértigo Films © 2012 Annapurna Pictures, Blueprint Pictures, Film4 y HanWay Films. Todos los derechos reservados.

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Publicado el 26 febrero, 2013 | Categoría: 6/10, Año 2013, Comedia, Críticas, Gran Bretaña

Etiquetas: amistad, Christopher Walken, Colin Farrell, hermanos Coen, Martin McDonagh, Quentin Tarantino, Sam Rockwell, Siete psicópatas, Venganza, violencia, Woody Harrelson