Escultura de mármol representando a Silvano, el dios romano de los bosques. Le falta el brazo derecho y la parte inferior de las piernas y tiene 79 cm de altura, 48 cm de anchura y 29 cm de profundidad.
Arte romano. Datación: s. II d. C.
Sobre los hombros lleva una piel de animal. En el muslo derecho se conservan fragmentos que formarían parte del tronco de árbol que serviría de apoyo a la estatua. En su mano izquierda parece sujetar algún elemento vegetal.
Silvano era el dios romano de los bosques. Era representado con los rasgos de un anciano, pero en realidad estaba dotado de la fuerza de un joven. Su culto está ligado al de Hércules y también al de los dioses Lares domésticos. Vivía en los bosques sagrados cerca de las ciudades o en pleno campo. La leyenda le atribuye un prodigio realizado durante la guerra con los tarquinos. Los ejércitos romano y etrusco, tras librar una cruenta batalla donde los muertos por ambos lados eran muy numerosos, no eran capaces de dilucidar quién era el vencedor. Durante esa noche se oyó una voz divina que proclamaba que la victoria había sido de los romanos pues habían perdido un hombre menos que los etruscos. Éstos se dieron a la fuga abandonando su campamento en manos de los romanos. Al día siguiente, tras el recuento de víctimas se constató que la voz de Silvano había dicho la verdad.
Así que habrá que ver quién era Silvano (Silvanvs, en latín):
Silvanus, cuyo nombre proviene de la palabra latina silva, que significa bosque, es un dios que pertenece a la mitología romana con raíces que posiblemente se remonten a deidades más antiguas de la cultura etrusca o incluso a prácticas animistas. Se considera que su figura evolucionó a lo largo del tiempo, integrándose plenamente en la religión romana y adaptándose a las diferentes necesidades y percepciones de la sociedad rural.
Las representaciones más tempranas de Silvanus lo muestran como un espíritu de la naturaleza, uno entre muchos numina rurales, los poderes protectores que estaban presentes en todos los aspectos del entorno y la vida cotidiana de los romanos. No obstante, su culto fue adquiriendo mayor importancia, en especial entre agricultores y ganaderos, quienes veían en él un protector contra los peligros y las enfermedades que podían afectar sus tierras y rebaños.
Con el tiempo, Silvanus asumió también un papel de guía para los madereros y aquellos que trabajaban en los bosques, protegiendo a los humanos de los posibles riesgos que entrañaba la naturaleza. Además, se dice que su figura se solapó con la del dios griego Pan, adquiriendo atributos tales como la conexión con la música pastoral y los rasgos semi-humanos que caracterizan a las deidades vinculadas a lo silvestre.
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