Revista Coaching

Simpatía, empatía, antipatía.

Por Valeramariscal @ValeraMariscal

Simpatía:

El anciano en el metro observaba a una joven pareja, besándose y rebesándose sin noción del tiempo ni del lugar.

Callado, tímido y casi sonriendo, se alegraba de ver a los dos locos tórtolos disfrutando su primer amor como si de ello dependiera el mundo.

Empatía:

El anciano en el metro observaba a una joven pareja, besándose y rebesándose sin noción del tiempo ni del lugar.

Callado, discreto y dichoso, recordaba su primer amor adolescente y sentía la felicidad profunda que estaban viviendo en ese momento los dos enamorados.

Antipatía:

El anciano en el metro observaba a una joven pareja, besándose y rebesándose sin noción del tiempo ni del lugar.

Callado, serio, furioso por dentro, pensaba ¡Qué vergüenza! Cómo se podía consentir semejante espectáculo, los jóvenes de ahora no conocen la decencia.

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