Los calamares se han convertido en uno de los pocos platos de 'fritos' que hacemos en casa. La freidora la desterramos hace muchos años, era otro trasto más en la encimera de la cocina, y no tenemos una cocina grande, así que optamos por guardarla porque casi no la utilizábamos.
Cuando hacemos patatas fritas, boquerones o berejenas es con la sartén y con poco aceite. Y otros platos, como las empanadillas, las preparamos en el horno.
A mí personalemente, me encantan los calamares, ya sean en plato o en bocadillo. Pero no soporto los congelados, con un kilo de rebozado y en medio un ridículo calamar imposible de morder ni masticar.
Ingredientes:
- Anillas de calamar.- Huevos.
- Harina (recomendable harina especial para pescado).
- Aceite.
- Sal.
Preparación:
Aquí viene el truco: salamos los calamares y batimos uno o dos huevos (dependiendo de la cantidad de calamares que tengamos, claro). Ponemos el huevo con los calamares en un recipiente (los calamares han de quedar cubiertos por el huevo) y los dejamos así varias horas (en general los preparo por la mañana, para tenerlos listos en la cena).
Cuando vayamos a prepararlos, los escurrimos para que no haya exceso de huevo y los enharinamos, quitando la harina sobrante (nos gustan los rebozados ligeros).
Los freimos en poco aceite a fuego medio. Los ponemos en una fuente con papel de cocina y listos para comer.
Anoche los acompañamos con un vasito de gazpacho fresquito y tuvimos una cena completita.