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Simplifica tu vida: toca hacer limpieza

Por Lorena White @lorenagwhite

Reconozco que me da más pereza de la que debería, pero que es necesario. Hacer limpieza de vez en cuando nos ayuda a deshacernos de aquello que ya no nos es útil, de aquello que no vale, de lo que no nos aporta, y deja espacio para cosas nuevas y frescas.

tocahacerlimpieza

Pero hacer limpieza no siempre es fácil y, tal y como pasa con las limpiezas de armario, todo se convierte en caos antes de que llegue de nuevo la calma. Sacas todo del armario y cualquiera que pase por ahí, dará cuenta del desastre. Pero lo cierto es que ninguna limpieza empieza bien. De hecho, todas empeoran antes de mejorar. Con las otras limpiezas, las de las cosas que no son cosas, las de la vida, también necesarias de vez en cuando, pasa exactamente lo mismo. Dan pereza porque antes de empezar ya nos imaginamos el caos en el que viviremos, pero al final, con la paciencia y la perseverancia justas, uno se da cuenta de que no ha podido hacer cosa mejor.

Hoy quería traerte 5 cosas que puedes hacer si quieres simplificar tu vida, porque a veces es necesario alejarse un poco y mirar las cosas con perspectiva, dejar espacio a las cosas nuevas y deshacernos de cosas que ya no nos sirven ni nos aportan nada. Como diría mi madre “cuanto menos bultos, más claridad”. ¿Te apuntas?

1. Deja de hacer cosas que odias y haz más cosas que te gustan:

Dentro de los límites que marcan la necesidad y el tener que tirar hacia adelante cargando con cosas que no puedes evitar, al menos de momento, intenta esforzarte por sacar tiempo para dedicarte a cosas que te hagan sentir bien, lleno, útil, productivo y que, además, te gusten.

2. Establece bien tus prioridades:

A veces queremos abarcarlo todo y en realidad lo que estamos haciendo es no diferenciar entre aquellas cosas que merecen la pena y aquellas que no. Respira, párate a pensar y aprende a ordenar tus prioridades de forma que no pierdas de vista lo más importante: Tú y el objetivo de sentirte bien haciendo lo que hagas, estés donde estés.

3. Dale a cada cosa su importancia:

Hay cosas que te queman, que sacan tu peor lado, que te agobian y te crean ansiedad pero, en realidad, después de pasar el primer sofoco, te das cuenta de que esas cosas, en realidad no eran para tanto, y que has sido tú mismo quien las ha tergiversado, quien ha activado todas las alertas contra ellas. Intenta analizar, dentro de tus posibilidades, todas aquellas cosas que, en un principio, parezcan que van a sobrepasarte para darles la importancia justa, no de más.

4. Evita preocupaciones innecesarias:

Preocuparse por algo es, como su propio nombre indica, ocuparse de algo antes incluso de que ese algo se produzca. En nuestro día a día, podemos tener 1001 motivos para estar preocupados, pero de ellos, sólo un pequeño porcentaje son motivos reales. Intenta atajar cada asunto a su debido tiempo y no amargarte la existencia antes.

5. Haz frente a los problemas:

Simplificar quiere decir también quitarse de en medio los problemas que no nos dejan disfrutar de otras cosas. Eso sí, los problemas no se apartan o se esconden, se enfrentan y se intentan resolver. De ése esfuerzo es de donde después surge el aprendizaje.

Y un extra: no dejes que el miedo te paralice, y mucho menos el miedo a fallar o a fracasar. La vida está hecha a base de pruebas y errores y la mejor forma de simplificarla, es asumiendo que podemos equivocarnos y que no pasa nada.

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