Luchamos por nuestra esclavitud pudiendo luchar por nuestra libertad. Ciertamente, nos organizan como pueblo sirviente, no como “potencia de la multitud”. Si el opio de las supersticiones y el aborregamiento de masas no es suficiente, que corra por nuestras calles y bares la cocaína. Y ahora acabada esta bacanal monetaria, nos dejan con una mano delante y otra detrás.
Pero nada ocurre en la naturaleza que no lo sea de modo necesario. Nada es incausado ni ineficiente. Postrados en el camino como vulgares insectos, apenas conscientes de nuestra lamentable situación, expelamos las feromonas de nuestra lucidez y convirtámonos, por mor de esa multitud, en plaga bíblica que asole todos los campos de corrupción.
Todos los jueves, a las 12 de la noche, que en toda España se enciendan las luces de las ventanas. Y durante media hora, que corran los mails, los twiters, los SMS, los facebooks, los blogs, etc. Que revienten las subestaciones eléctricas, no por el odio del pueblo desesperado, sino por la demanda de luz de una multitud que quiere salir de la oscuridad. Y empecemos haciendo luz en la piedra angular de todo el sistema, su jefatura. Veamos si entonces, una fuerza cuántica, no imbuye de coherencia a esa multitud y transforma esa luz difusa en un formidable haz de láser que haga rodar cabezas.