Revista Cine
Me encantó la película basada en esta novela. Ya lo dije por aquí. Luego supe que el libro lo habían publicado en España. David González y Juan Francisco Ferré, que para mí son dos autoridades, lo recomendaron en sus respectivas bitácoras. Engancha desde la primera página. Hay algunas diferencias con respecto a la película (el personaje que interpretaba Abbie Cornish, por ejemplo, no existe en la novela), pero queda la esencia: la historia de un hombre que remonta su vida cuando empieza a consumir una droga que aumenta el potencial de las capacidades de su cerebro. Así se siente al principio de tomar el MDT-48:
Había notado algo en cuanto salí del bar. Era una leve alteración en la percepción, un parpadeo apenas, pero al recorrer las cinco manzanas que me separaban de la Avenida A cobró intensidad y se aguzó mi conciencia de todo lo que me rodeaba: los cambios mínimos de iluminación, el tráfico que avanzaba a paso de tortuga a mi izquierda y la gente que se acercaba a mí en dirección opuesta. Me fijaba en sus ropas, oía fragmentos de sus conversaciones y atisbaba sus rostros. Lo captaba todo, pero no de una manera exacerbada, como sucedía con la droga. Por el contrario, todo resultaba bastante natural, y al cabo de un rato, transitadas dos o tres manzanas, empecé a sentirme como si hubiese practicado ejercicio, como si me hubiese empujado a mí mismo a una especie de límite físico extático.
[Traducción de Efrén del Valle]