Puede resultar inquietante que los representantes sindicales -la voz del trabajador- cobren, directa o indirectamente, de las entidades bancarias con las que supuestamente tienen que negociar cuando representan a los trabajadores. Por hacer un símil, es como si un abogado cobrara también, en mayor o menor medida, de la contraparte con la que se supone debe litigar. ¿Qué nivel de profesionalidad o independencia esperaría usted de ese letrado? ¿Considera que ese sería el mejor escenario para defender los intereses de su cliente? Sin embargo, más allá de los sindicatos, parece que también hay defensores de este tipo de "ayudas", aún dejando constancia de que se pueden convertir -si no lo han hecho ya- en un arma de doble filo.
En cuanto a CaixaBank, según se desprende de la información publicada por "El País", en este asunto también sale a la cabeza, siendo la entidad financiera que más "ayudas directas" proporcionó al sindicato. La segunda resultó ser Caja Madrid.
Teniendo en cuenta que los complementos salariales que reciben los delegados sindicales pueden llegar a alcanzar los 20.000 euros, no resulta descabellado que los trabajadores puedan tener dudas en cuanto a la confianza que éstos les merecen. Es más, de cara no dar una imagen equivocada y como ejercicio de transparencia, quizás lo más conveniente sería que los propios sindicatos publicaran con detalle cuánto cobran y de quién. Por desgracia, más allá de "El País", pocos medios se hicieron eco de ésta información, tal y como suele ocurrir.
El que un sindicato pueda cobrar tanto de los trabajadores que representa como de los empleadores con los que debe negociar no parece ser un modelo que ofrezca muchas garantías, especialmente cuando no se da excesiva transparencia a esos cobros. Éste puede ser un aspecto a tener en cuenta para entender las relaciones entre los sindicatos y las entidades financieras, que suscitan dudas en no pocas ocasiones.
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