Seguro que en gran cantidad de ocasiones hemos escuchado el término coloquial de “morir de la pena”. Ocurre, por ejemplo, cuando vemos que alguien ha enviudado y observamos el sufrimiento que padece emocionalmente y cómo se ve afectado su día a día hasta el punto de llegar a perder la vida poco tiempo tras la pérdida de su cónyuge.
¿Se puede morir de pena?
La respuesta a la pregunta es sí. La pena puede ser una causa de muerte según revelan algunos estudios científicos, aunque vamos a aclarar varios conceptos.
Sabemos que la pena, tristeza, angustia, ira y culpa son emociones entre otras muchas que forman parte de nuestra vida. Sin embargo, si llegan a desbordarse prolongándo el malestar clínicamente significativo en el tiempo, puede desencadenar en diferentes trastornos del estado de ánimo como puede ser depresión, depresión mayor y/o distimia.
¿Pero realmente este estado puede conducir a la muerte?
Existen investigaciones científicas, además de la propia experiencia clínica, que afirman esta cuestión. Personas que sufren trastornos del tipo que hemos mencionado pueden desencadenar autolisis como el abandono físico (no comer, no salir, no aseo,…), ideación suicida de la cual, finalmente, existe un riesgo de llevar a cabo el acto.
Dicho esto, no significa que el sentir pena desencadene en un episodio trágico, ni que nadie muera de la pena de forma literal pero, el hecho de no intervenir psicológicamente cuando se sufren episodios que generan alteración en nuestra mente a nivel cognitivo, en el cuerpo a nivel físico y en la rutina de cada día a nivel motor, si nos puede conducir a sufrir no sólo los trastornos anteriormente mencionados, si no lo que se conoce como Síndrome del corazón roto.
El Síndrome del Corazón Roto
El síndrome del corazón roto también denominado Síndrome de Takotsubo, miocardiopatía por estrés o Síndrome de abombamiento apical, se describió por primera vez en Japón en los años 90. Es una afección cardíaca temporal que es producida por situaciones de estrés que generan un gran impacto emocional y alta actividad cerebral.
A continuación veremos los posibles disparadores que podrían llegar a desencadenar en este síndrome:
- Fallecimiento de un ser querido
- Ruptura de relación sentimental
- Despido laboral
- Violencia
- Estrés prolongado
- Cirugía mayor
- Accidentes
- Catástrofes (conflictos bélicos, terremotos, tsunamis etc.)
Los síntomas que se presentan son parecidos al de un ataque cardíaco: dolor repentino y fuerte en el pecho, dificultad para respirar, arritmia, hipotensión, aunque dista diferencia ya que en el síndrome del corazón roto no se presenta obstrucción de las arterias y la afectación sólo se sitúa en la parte izquierda del corazón.
Las estadísticas del síndrome
Este síndrome consiste en una afección cardíaca que es tratable en la mayoría de los casos y puede mejorar en días o semanas. Sin embargo, existe un índice de mortalidad intrahospitalaria inferior al 5%, aunque pueden producirse complicaciones graves en 1 de cada 5 casos.
Prevalece un 90% en mujeres postmenopáusicas de entre 58 y 75 años sin factores previos de riesgo cardiovascular. Por otro lado, tienen un riesgo más elevado de sufrir dicho síndrome mujeres con problemas de salud mental previos o actuales de ansiedad y/o depresión pero sobre todo las personas más propensas al estrés. Casi un 10% de mujeres hospitalizadas por síntomas similares a una afección cardíaca finalmente son diagnosticadas de Takotsubo.
Hay diferentes investigaciones, entre ellas la llevada a cabo en Rice University (Texas, en Estados Unidos) realizada a 99 personas que habían sufrido la pérdida de un ser querido recientemente. Esta investigación revela que las personas con manifestación de dolor elevado tenían unos niveles de inflamación cerebral mucho más altos que las personas que llevaban mejor el duelo. Este estudio corrobora lo que ya anteriormente se había demostrado y es que la inflamación contribuye a casi todas las enfermedades adultas.
Un estudio de la clínica de Cleveland publicado en 2020, revela que la incidencia de padecer el síndrome ha pasado de menos del 2% al 7.8% durante la pandemia.
Como se puede apreciar hay diferentes estudios que corroboran una relación de causa efecto:
Estrés + impacto emocional > probabilidad de padecer Síndrome del corazón roto
La activación del estrés implica un incremento en la liberación de hormonas, entre ellas la más importante: el cortisol. Esto puede conllevar a una alteración del funcionamiento corporal cuando se da en periodos prolongados de estrés. También otras hormonas intervienen en estos procesos como son el glucagón, prolactina y hormonas sexuales (testosterona y estrógenos), alterando todas ellas los diferentes sistemas en nuestro organismo.
¿Cómo podemos prevenirlo?
Es de suma importancia controlar el estrés emocional, ya que éste es un factor desencadenante. Para ello, resulta fundamental lo siguiente:
- La intervención psicológica inmediata tras haber sufrido un impacto, como por ejemplo el fallecimiento de un ser querido con el que tenía un vínculo muy próximo. El trabajo en salud mental es imprescindible para poder procesar de forma correcta el duelo y que no llegue a desencadenar trastornos psicológicos como por ejemplo depresión.
- El trabajo de autocuidado emocional, no sólo físico, así como tener hábitos de vida saludable (alimentación sana, higiene de sueño, ejercicio físico etc.)
- Disponer de apoyos sociales, como puede ser un buen núcleo de amistades, familia, asociaciones, etc. Y si no se tienen, el primer paso sería buscarlos activamente.
Práctica de meditación/yoga/mindfulness
Se puede concluir haciendo énfasis en la relevancia de las afecciones mentales, ya que éstas conllevan a sufrir daño físico pudiendo ocasionar la muerte. En Depresión Málaga tenemos especialistas a tu medida para trabajar todos aquellos aspectos y situaciones de tu vida que te desestabilizan. Además contamos con los mejores marcos terapéuticos y técnicas encaminadas a la mejora de la salud mental.
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