La mayoría de los minimalistas padece de este síndrome en mayor o menor medida. En su forma más leve es la clave para llevar una vida simple, llevada al extremo puede tener un impacto negativo sobre tus recuerdos ¿Cómo sabes dónde está el límite?
¿Qué hay debajo de tu cama?
La idea del minimalismo es quedarse tan solo con las cosas que tienen un valor en tu vida. Este valor generalmente se deriva o bien de la utilidad o de la belleza del objeto. Te quedarás con las cosas que utilizas más a menudo y con las cosas que convierten tu hogar en un lugar más acogedor. Y en cambio te librarás de todas las cosas que te dan mal rollo y que no has utilizado durante meses.
Los humanos tenemos tendencia a esconder las cosas que no nos gustan o que no utilizamos. Ojos que no ven, corazón que no siente, y sin darnos cuenta el trastero acaba lleno y debajo de la cama no cabe ni una almohada más. Despejar estos lugares de lo superfluo es relativamente fácil. Si ni siquiera puedes recordarlo, sabes que no lo echarás de menos. Lo único que necesitas es un empujoncito para empezar la tarea.
La frenesí de echarlo todo
Deshacerse de las cosas que ya no utilizas da una satisfacción inmediata y muy poderosa. De repente las energías fluyen, te acuerdas las cosas que querías hacer, te sientes renovada. Y sin casi darte cuenta pasas del trastero al armario, a la cocina y a la estantería de al lado del sofá. Poco a poco los criterios cambian y mientras al principio te preguntabas “¿Me lo quedo?” ahora ya piensas en “¿Lo puedo tirar?”. Las pequeñas dudas ya no tienen voz ni voto y solo un día después te das cuenta de que en realidad aquella pintura de tu abuela hubiera quedado divina en la cabecera de tu cama.
“Cacharrofobia”: degustar con cuidado
La “cacharrofobia” es una parte integra del minimalismo. Te ayuda a mantener un estilo de vida basado en tus valores y adaptado a tus necesidades del momento. Te da la fuerza de revisar también el fondo de tu armario y de encarar un trastero en el que no has entrado durante años. Y como todas las fuerzas emocionales, de vez en cuando requiere una dosis de realismo. Si tienes dudas a la hora de tirar algo, hazte dos preguntas claves:
- Lo utilizaré en los próximos 6 meses?
- Lo puedo exponer en mi casa para disfrutar de su belleza?
Si la respuesta a una de estas preguntas es sí, vale la pena esperar un día antes de sacar el cacharrito de tu casa. Este día te da la opción de evaluar qué vas a hacer con el objeto.
Despejar el caos de tu hogar no significa que te quedes con una casa pintada de blanco y sin personalidad. Significa que te deshagas de lo que no te aporta valor para que tengas el espacio de mantener lo que realmente te gusta.