Para el verano de 1987 teníamos ya prácticamente apalabrado un viaje organizado a Extremo Oriente, que incluía estancias en Hong Kong, Bangkok y Singapur (y quizá algún lugar más, ya no lo recuerdo). La Agencia de Viajes con la que habíamos hecho el trato, de plena confianza de mi padre, entró en problemas financieros, y cesó su actividad solamente un par de semanas antes de la fecha estimada de nuestra partida.
Bahía de Singapur desde el mirador del Mount Faber.
(JMBigas, Agosto 1987)
A toda prisa iniciamos las gestiones con otra agencia de mayor solvencia para no tener que quedarnos obligadamente en casa durante las vacaciones de Agosto. Con las prisas, tuvimos que acogernos a lo que nos ofrecieron: un par de semanas de viaje (organizado, pero no en grupo), con estancias en Hong Kong primero, luego Kuala Lumpur (mucho antes de que las Torres Petronas pusieran a la capital malaya en el mapa), para seguir en Bangkok (más al Norte) y terminando en Singapur (mucho más al sur, prácticamente sobre el propio Ecuador). No teníamos tiempo para mayores refinamientos, y aceptamos la propuesta en zigzag que nos habían hecho.
Skyline de Singapur, desde el Mount Faber.
(JMBigas, Agosto 1987)
Volamos desde Zurich en un Jumbo de Swissair (una compañía varias veces desaparecida desde entonces), que era mixto de pasaje y carga. Su destino final era Seúl, y antes de Hong Kong hicimos una escala en Mumbai (el Bombay de toda la vida). Ya tuve ocasión de comentar algunas anécdotas de Hong Kong, a la sazón todavía colonia británica) en otro artículo.
Llegando a Kuala Lumpur, en vuelo desde Hong Kong, a los ciudadanos malayos les revisaban en la Aduana hasta el forrillo de los gayumbos, en busca de las gangas electrónicas que hubieran podido comprarse en HK, y que intentaba introducir en el país de tapadillo. Nos sorprendió de KL la brillantez y extremada limpieza de algunos edificios públicos, como la Mezquita Nacional (de mármoles que brillaban como espejos) o la propia Estación Central de Ferrocarril. Y también el lujo asiático del Kuala Lumpur Hilton, que tenía en el lobby (enorme) una mesa redonda de cristal de no menos de cinco o seis metros de diámetro, sobre la cual amanecía cada mañana un centro nuevo de flores frescas de dos o tres metros de anchura.
Puerto de Singapur.
(JMBigas, Agosto 1987)
Volamos hacia Bangkok en un avión de Malaysian. Estuvimos alojados en el Hotel Dusit Thani que, por la época, era de lo más lujoso de la ciudad. Visitamos innumerables templos, principalmente budistas, algún mercado flotante, y también los inevitables espectáculos con elefantes y los bailes folklóricos typical Thai para turistas. En Bangkok aprendí los rudimentos del regateo, que es un arte, pero tienen unas reglas bien precisas. Cuando se ofrece un precio (aunque nos parezca ridículo frente a lo que pide el vendedor) significa que por ese precio estamos dispuestos a comprar el producto. Así me vi yo en posesión de un acordeón de postales (que no quería para nada), cuando le ofrecí cinco baths a un niño que me pedía cincuenta. Me aceptó el precio y no tuve más remedio que comprarle las postales.
Skyline de Singapur, desde la bahía.
(JMBigas, Agosto 1987)
La última etapa del viaje fue Singapur. Singapur (de Singha - león - y Pura - ciudad -) es una ciudad-estado que ocupa una isla mayor en el extremo de la península malaya, y varias islas menores. En total, unos 700 kilómetros cuadrados, densamente poblados por casi cinco millones de habitantes. Al Norte, el estrecho de Johor lo separa de Malasia, mientras que al Sur, el Estrecho de Singapur lo separa de Indonesia. Al oeste está la inmensa isla de Sumatra (parte de Indonesia), mientras que al este reposa la no menos enorme isla de Borneo (la mayor parte indonesia, pero también hay ahí dos estados - Sabah y Sarawak - de Malasia, así como el fastuoso sultanato de Brunei).
Una de las islas en la bahía de Singapur.
(JMBigas, Agosto 1987)
De pasado ajetreadamente colonial británico (ligado bastante estrechamente a India y, en especial, a Bengala) Singapur se integró en la Federación de Malasia, dentro del proceso de descolonización de la zona, en 1963. Pero severas diferencias llevaron a acordar la secesión de la República de Singapur el 9 de Agosto de 1965. En otras palabras, Singapur es ocho años más joven que yo mismo.
Singapur se ha convertido en un crisol de culturas de la zona, de lo que es buena ilustración que hay hasta cuatro idiomas oficiales (inglés, chino mandarín, malayo y tamil). En estos veinticinco años desde que pudimos visitarlos, la mayoría de países de la región han vivido un desarrollo vertiginoso, especialmente tras la severísima crisis económica de los 90. Singapur forma parte de los llamados Tigres de Asia.
Embarcadero de Kusu Island.
(JMBigas, Agosto 1987)
Nuestra estancia en 1987 no duró más allá de dos o tres días. Nos alojamos, creo recordar, en el Hotel Dynasty, por Orchard Road. Un hotel en forma de esbelta torre, con unas treinta plantas de altura y una sección vagamente circular, rematada como una pagoda. En la última planta había un bar restaurante con hermosas vistas de toda la ciudad.
Llegamos, desde Bangkok, al aeropuerto de Changi, donde nos esperaban para facilitarnos el traslado hasta el hotel. La carretera desde el aeropuerto hasta la ciudad parecía en la época una via rural, flanqueada de árboles. Sospecho que nada tendrá que ver su apariencia actual con esa imagen.
Skyline de Singapur, desde la playa de una de las islas.
(JMBigas, Agosto 1987)
Durante la estancia, solamente teníamos contratada una breve visita a la ciudad. Una guía hispana de larguísima melena nos recogió en el hotel en un coche privado con chófer, y subimos al Mount Faber, que es el mirador natural más conocido de Singapur (por otra parte, casi totalmente llano). Existe un teleférico que une el Paseo Marítimo (Harbourfront) con el Mount Faber y la isla de Sentosa (una de las mayores del archipiélago, dedicada en las últimas décadas al desarrollo turístico y de ocio). En los años 90 se renovaron por completo las góndolas del teleférico, por lo que en la actualidad todas ellas son panorámicas y muy confortables, algunas incluso con el suelo de cristal transparente, y hay una lujosamente decorada con cristales de Swarovsky, para trayectos muy especiales.
Una de las torres del teleférico Harbourfront -
Mount Faber - Sentosa Island.
(JMBigas, Agosto 1987)
Tuvimos ocasión de realizar un trayecto marítimo por toda la bahía de Singapur, con parada en alguna de las islas, que tienen maravillosas playas de arena blanca. Recuerdo, por ejemplo, la Kusu Island, desde donde tuvimos una maravillosa panorámica del skyline del Singapur 87. El puerto de Singapur, enorme y muy bien resguardado, es actualmente el más activo del mundo en cuanto a tonelaje total, y sólo recientemente (en 2005) fue superado por el de Shanghai en el volumen de contenedores de mercancías. Para un país como Singapur, el tráfico marítimo es de vital importancia, tanto para el avituallamiento de todo tipo de materias primas y víveres, como para la salida de productos manufacturados hacia los mercados de todo el mundo.
Bailes folklóricos en un espectáculo típico
(para turistas)
(JMBigas, Agosto 1987)
Una mañana, saliendo del hotel, serían las diez, nos metimos en una tienda, propiedad de un indostánico, donde vendían toda clase de cámaras fotográficas y similar. Situémonos en el año 1987. Yo compré mi primera cámara fotográfica compacta (de carrete, por supuesto) en Hong Kong, al inicio de ese mismo viaje. Y mi padre tenía cierto interés en comprarse una para él. Después de ver muchas y negociar algunos precios, no llegamos a un acuerdo y salimos de la tienda. El dueño salió a perseguirnos a la calle y nos dijo que, como habíamos sido los primeros clientes del día en entrar a su comercio, le traeríamos muy mala suerte durante toda la jornada si nos íbamos sin comprarle nada. No recuerdo bien si al final le compramos algo o no, y cuál sería su suerte para el resto del día.
Por la noche asistimos a uno de esos inefables espectáculos typical typical repletos de turistas, donde se intentan transmitir (con suerte desigual) las esencias folklóricas y culturales de cada país. Esta vez el espectáculo fue en el Raffles Hotel, de estilo inequívocamente británico y colonial. Para el recuerdo quedó una fotografía con algunos de los artistas.
Foto con los artistas del espectáculo del Raffles Hotel.
(JBigas, Agosto 1987)
Desde Singapur, otro Jumbo de Swissair nos devolvió a Europa (Zurich), con nueva escala en Bombay. Esas escalas son, hasta el momento, mi única experiencia directa, y no muy placentera, con India. Mi padre volvió con una tortícolis de caballo, provocada por los salvajes saltos térmicos que imponen los aires acondicionados utilizados para combatir los rigores tropicales y ecuatoriales.
Del viaje me han quedado algunas fotografías de calidad bastante mediocre. Una vez escaneadas y mejoradas digitalmente en lo posible, he seleccionado una decena de Singapur para ilustrar este artículo. Conviene tener en cuenta que, por esa época, descubrimos en el Extremo Oriente los servicios rápidos de revelado fotográfico, todavía desconocidos en España. De precio, además, muy económico para los patrones del momento, la gran mayoría de carretes que gastamos durante el viaje, los revelamos y sacamos las copias sobre el propio terreno. Me temo que también sacrificamos algo de su (posible) calidad. Disculpad, pues, la mediocridad de las fotos que acompañan a este artículo, y entendedlas como testimonio de una época ya (sobre)pasada.
Un souvenir de Singapur: el Merlion o pez-león, tallado en
una densa y pesada madera tropical.
(JMBigas, Enero 2013)
* * *
Recordaba hoy Singapur porque una de mis sobrinas, de 20 años, está instalándose estos días allí para disfrutar de un cuatrimestre de intercambio académico en la Singapur Management University. Lo que está viendo, viviendo y descubriendo hoy allí, en muy poco se parece a lo que pudimos ver hace veinticinco años.
JMBA