Singapur

He llegado a Singapur, justo el día después que un avión con mi mismo destino se perdiera, es el tercer avión que se pierde en un año. El avión empieza a parecer un transporte de alto riesgo, aun así sigue muriendo más gente en accidentes de coche, así que intento no pensar en ello cuando desde mi ventanilla veo un destello sobre el ala de avión.
Singapore está pegado a Malasia, de hecho geográficamente es parte de ella pero la fisonomía de la gente ha cambiado completamente. Si Malasia está lleno de mujeres con hijyab y hombres de piel muy oscura casi negra, con bigotes tupidos casi siempre con camisa blanca y pantalones de tela. Aquí está lleno de asiáticos de piel clara, ojos rasgados, trajes de ejecutivo y ropa occidental. Singapore se está quedando conmigo. Es Asia, lo ves en la fisonomía de la gente, en los carteles y lo escuchas por los altavoces en chino y idiomas varios que no entiendo pero a la vez no es Asia. La gente habla en ingles, te piden que respetes los pasos de peatones, las carreteras son grandes y bien construidas, tengo tortícolis de mirar edificios hacía arriba. El 75% de la población es de ascendencia china y uno de los sitios emblemáticos de la ciudad es China Town aun así es una china occidentalizada, nadie escupe, nadie te empuja y de hecho como para contrastar con el resto de Asia son extremadamente civilizados, no les tienen miedo, respeto ni agradecimiento al turista. Estoy de vuelta en Europa! Pero una Europa incluso más civilizada con tarjetas que las personas mayores y con problemas para cruzar el semáforo pueden usar para que este dure más, sólo tienen que pasarla por el semáforo, un índice de delincuencia entre los más bajos del mundo, pero si hasta he visto una moto encendida con el casco sobre el motor y sin nadie alrededor! Con uno de los aeropuertos más increíbles del mundo y con una fama inmerecida de ser muy caros. Es cierto que comparado con el resto del sudeste asiático los precios aquí son elevados pero comparados con Australia, Europa o Estados Unidos son muy decentes. En los semáforos hay detectores, si pasas la tarjeta que te acredita como persona de movilidad reducida el semáforo durará más, en algunas zonas hay servicios de conductores nocturno por si estás muy borracho para conducir y la muestra definitiva que he vuelto a la civilización es la prohibición de los palos para selfie en algunas zonas. yey! Porque hasta yo estoy tentada a quedarme el móvil cada vez que me golpean con uno de esos para hacerse una foto. Para colmo las calles están limpísimas, nada más bajar del avión intentando no quedarme dormida lo primero que vi fue a una mujer limpiando un suelo impoluto, dos minutos después pasó un señor volviéndolo a limpiar y cinco minutos después me fui porque sentía que necesitaba una ducha. Una de las cosas curiosas es que los políticos al cargo debieron ver todas las temporadas de McGiver y conscientes de lo que se puede hacer con un chicle los prohibieron. Está prohibida la venta de chicles, puedes traerlos de otro país y consumirlos pero en Singapur la venta está limitada a algunas farmacias que los venden como medicamentos, por ejemplo chicles de nicotina y siempre has de mostrar un carnet acreditativo y la receta médica. Creo que si te apellidas McGiver te detienen automáticamente, vale estoy último no es cierto. Pero en general son un poco chungos con la ley, si te pillan pasando drogas por la frontera te cuelgan hasta morir el siguiente viernes. La única excepción son los extranjeros para los que esperan una semana para tener tiempo a comunicárselo a su país.

Singapur significa Ciudad (Pur) León (Sing) pero aquí no hay leones, al menos no de carne y hueso porque la ciudad está llena de estatuas y la más famosa el Merlion un león blanco sacando agua por la boca hacía Marina Bay.

La leyenda dice que el príncipe malasio Sang Nila Utamo (1299-1347) se perdió durante una cacería y llegó a las costas de Singapur. Desde el barco vio un animal de cuerpo rojo y cabeza negra que él creyó un león y lo persiguió, no lo consiguió capturar pero lo consideró un símbolo de buen augurio y fundó la ciudad. Con el tiempo se ha descubierto que en esta zona jamás han vivido leones y que lo que el príncipe vio fue un tigre, me alegro saber que no soy la única que necesita gafas.
De la historia de Singapur queda el barrio chino donde hay cientos de paraditas para turistas, wifi gratis en la calle, en la misma zona se mezcla el templo hindú Sri Mariamman y el busita Buddha Tooth Relic, sólo tienes que cruzar la calle para darte de morros con un food court y comer por menos de 3$.

Buddha Tooth Relic

Templo hindú Sri Mariamman

Fort Canning está cerca del río, en lo alto de la colina los caminos están llenos de datos históricos de la ciudad, cómo se fundó, quien la creó, la historia de una roca encontrada en el rio en un idioma desconocido de la que no se ha podido averiguar qué pone y también está lleno de familias y parejas sentadas en el césped comiendo o pasando el día mirando las vistas de la ciudad y apenas a unos metros de Clarke Quay. Un puerto con barcos decorados que dan paseos por el río para turistas, Starbucks 24h, incluyendo el día de fin de año, restaurantes japoneses, un Hooters, zona de bares, concierto y cientos de tiendas al aire libre.

Detrás de esa zona me sorprendió encontrar el museo filatélico al que entré porque me sobraba tiempo y era gratis esperando encontrar un montón de sellos aburridos y acabé jugando con unos tambores, oliendo sellos con esencias, escuchando la grabación dentro de un sello hecho en vinilo y admirando el Penny Black, el primer sello del mundo, que no había visto nunca.
Para ir de compras, Orchard Road, iluminado por Navidad, es el centro de los desfiles, festivales y de las tiendas pijísimas de esas que te cobran por respirar cerca del aparador.

Si hay una tradición que incluye comer fruta me apunto así que ahí mismo compré uvas para celebrar fin de año a precio de riñón humano troceado, sazonado y conservado con una receta especial que aumenta su precio por 3mil. Esta caja de naranjas cuesta 100€!!!

Pero la zona más emblemática de Singapur es Marina Bay donde se concentran la Singapore Flyer Wheel, idéntica al London Eye, el Merlion, la explanada, el parque sur de Marina Bay, el Dragonfly lake y el edificio tres en uno, tres pilares unidos por un jardín en la parte superior.

Por la noche los árboles artificiales rodeados con plantas se iluminan de lila, la noria de azul y me puedo despedir de la ciudad a las 4 de la mañana. He pasado cuatro noches y me ha quedado por ver Little India y la Mezquita del Sultán, no imaginaba que un país tan pequeño diera tanto de sí.