Sirena "on the roks"
Conocí a mi sirena en un chiringuito playero. Yo removía el Dry Martini con uno de esos palitos que te ponen de adorno y ella intentaba ocultarse tras la rodaja del limón. Su belleza diminuta me desconcertó. Le lancé un beso y me dedicó un mohín que prometía placeres ignorados. Intenté capturarla con mis dedos de gigante, pero se escurrió con un giro de cadera, dejando un aroma de algas en la palma de mi mano. Apuré la copa hasta el final, dispuesto a llevármela a casa, pero en el fondo sólo encontré la aceituna.
Y desde entonces la sigo buscando por bares y coctelerías.
Ayer mismo la descubrí buceando en mi Gin Tonic. Se deslizaba graciosa entre hielos y burbujas, mientras yo permanecía inmóvil para no interrumpir su sesión de jacuzzi. Poco después reparó en mí y desapareció de repente, la muy esquiva.