Revista Política

Sirenas en la luna

Publicado el 05 febrero 2013 por Pepecahiers

SIRENAS EN LA LUNAHace algunos días, huyendo de un canal deportivo para no sufrir más con la habitual derrota de mi querido equipo de fútbol, me paré un instante en uno de los canales de documentales de la TDT y me tropecé con algo que llamó poderosamente mi atención. Se hablaba de un descubrimiento ciertamente interesante, aunque con los minutos parecía convertirse en algo aún más espectacular. Habían sacado de las entrañas de un tiburón blanco unos restos de un animal como poco enigmático y, como si de un puzzle se tratara, los científicos iban analizando cada parte de su peculiar anatomía, llegando a la conclusión de que probablemente se tratara de una sirena. En ese momento, mi espíritu nada crédulo inició su particular batalla contra mi afición a los temas enigmáticos y la lógica me recomendó algo de paciencia. Conforme los investigadores estudiaban el cuerpo en cuestión, se recreaba cómo podía haber sido la evolución de esas posibles sirenas, desde tiempos remotos, cuando un homínido aficionado a los chapuzones decidió vivir en el mar y transformar su cuerpo para el medio acuático.
SIRENAS EN LA LUNAEl problema fundamental es que, conforme se atrevían a desvelar aspectos cada vez más espectaculares, iba perdiendo credibilidad, hasta ofrecernos las primeras imágenes reales de una sirena, nítidas y tan claras que se veía a la legua que eran un engaño. Y efectivamente lo eran, perteneciendo al género llamado falso documental. Se trataba de "Sirenas: el cuerpo hallado", producido en el 2011 por el canal Animal PlanetEn Estados Unidos, que son muy dados a creérselo todo y siempre tienen una mentalidad muy predispuesta a la alarma social cuando no al pánico puro y duro, este documental provocó una gran polémica. El Servicio Nacional Oceánico, tras recibir cientos de cartas, tuvo que salir al paso con un comunicado en el que manifestaban que no se tenía conocimiento alguno de la existencia de las conocidas sirenas. Mejor eso que permanecer impasible, dado el precedente del pánico de la noche del 30 de octubre del 1.938, cuando Orson Welles emitió en un programa de radio "La guerra de los mundos" de H. G. Wells.
SIRENAS EN LA LUNAEn el año 2002 se rodó otro falso documental bastante interesante por parte de canal Arte France y que llevaba el título "Opération Lune". Se hablaba de un tema muy popular, que no era otro que el cuestionar si la llegada del hombre a la luna fue un fraude absoluto. Como es habitual, al principio uno se pregunta si todo la información que te van ofreciendo puede tener visos de realidad, pero, como todo documental apócrifo que se precie, su ambición es su perdición y, el ver a determinados hombres insinuar la escasa veracidad de la misión del Apolo 11, es determinante para que la incredulidad campe por sus anchas. Que un secretario de defensa, Donald Rumsfeld, el mismísimo Kissinger, el director de la CIA Richard Helms o el astronauta Buzz Aldrin manifiesten a las claras que todo fue una conspiración es algo tan poco probable como el de la existencia de las propias sirena. Al final del documental se nos ofrecen tomas falsas en donde los protagonistas dan rienda suelta a su buen humor, haciendo honor a la broma que acaban de gastar. No obstante, no deja de ser curioso que las imágenes de la luna se le atribuyan, en forma de leyenda urbana, a Stanley Kubrick, que en los 70 había solicitado a la NASA unas lentes especiales para rodar escenas a la luz de las velas en "Barry Lyndon". Los entusiastas de los enigmas parecen entrever una sospechosa relación en forma de turbio pago de favores, incluyendo una conspiración en toda regla. La realidad es algo distinta. En realidad las lentes las fabricó Carl Zeiss, empresa líder en óptica y visualización electrónica, vendiéndole 6 a la NASA y 3 a Kubrick. De todas formas, los aficionados a los misterios podrán seguir conjeturando sobre la veracidad de los hechos acontecido aquel 20 de julio de 1969, cuando Neil Armstrong estampó su huella en la luna. Mientras tanto, pueden aliviar sus inquietudes con el visionado de la película "Capricornio Uno" de Peter Hyams, en donde se nos cuenta una historia similar con el trasfondo de la conquista de Marte.
SIRENAS EN LA LUNAHubo una vez en la que un falso documental si que me llegó a engañar, por los menos durante algún tiempo. Una de las premisas fundamentales para caer en la trampa, es llegar a ellos sin conocimiento previo, sin saber que existen. La mejor forma es tropezar con un documental apócrifo cuando se está zapeando, de esa manera te sorprende con las defensas bajas y, si a eso se une cierta pasión por lo insólito, ya tenemos los ingredientes necesarios para hacer el papel de incauto. Naturalmente, si el documental en cuestión quiere dejarte con la duda, nunca debe traspasar el umbral de lo razonable y debe navegar por el pantanoso terreno de lo probable, pero siempre con cierta bruma sobre la realidad empírica. Así sucedió un día, cuando vagando perezosamente entre canal y canal, me tropecé con una serie de la 2 titulada "Páginas ocultas de la historia", presentada por el periodista Felipe Mellizo. Claro que entonces yo lo ignoraba y, poco a poco, me fui adentrando en la curiosa y fascinante historia que nos contaba. Una periodista ficticia, Rocío Pérez, narraba la historia de un panadero, Rogelio Bermejo, quien le contó en 1976 que, en una mañana de aquel fatídico verano del 36 en los inicios de la guerra civil, encontró a un hombre herido de gravedad con dos balazos en el cuerpo y uno en la cabeza. Temiendo por su vida, lo trasladó al convento de San Bartolomé, en donde las monjas pudieron salvar su vida. El hombre, al que llamaban Manolo, quedó mentalmente afectado con la pérdida de la memoria. Vivió en el convento hasta su muerte en 1954, ocupándose del cuidado de los jardines. El tal Rogelio jamás supo que había salvado la vida de Federico García Lorca, hasta que un día acudió a una conocida sala X de la ciudad de Granada, en donde se percató de la identidad de aquel hombre cuando, en un reportaje previo a la película (ya es extraño que antes de una película porno se les ocurriera culturizar a la parroquia), se hablaba del poeta universal, autor de "Bodas de sangre", entre otras obras magistrales. Se acompañaba de una foto, obviamente trucada, en donde se podía ver al enigmático Manolo acompañado del tal Rogelio y las monjas del convento. Meses permanecí intrigado, sobre todo, por no comprender cómo una noticia de tal calibre no había tenido más repercusión en los medios convencionales, hasta que un día el amigo y blogero Tirador Solitario, me desveló que aquel reportaje pertenecía a una serie de falsos documentales perpetrados por Felipe Mellizo. Y es que una de las razones para desconfiar de este tipo de engaños es que, tales noticias, no aparezcan en la cabecera de los telediarios.
SIRENAS EN LA LUNA
Si lo que se pretende es ver algo parecido en pantalla grande, lo mejor es empaparse de una de las mejores películas de Woody Allen, "Zelig", en donde se nos cuenta la historia de un curioso individuo, apodado el camaleón humano, que en 1920 se hace notar por adoptar la apariencia física del grupo de personas con las que se relacione en ese momento. Puede mimetizarse en cualquier personaje, desde un negro de Harlem, un obeso, un judío ortodoxo, o un nazi junto a Hitler. Como buen falso documental que se precie podemos ver entrevistas a todos aquellos que le conocieron, a expertos en la materia, psicólogos e historiadores. Se nos hace creer que el protagonista de este historia, Leonard Zelig (interpretado por el propio Allen), en realidad tiene un miedo patológico a ser rechazado y, por ese motivo, tiende a integrarse con los demás, imitando su apariencia y comportamientos. Con imágenes trucadas y convenientemente envejecidas, le podemos ver relacionarse con personajes históricos, aspecto al que se adelantaría a películas como "Forrest Gump".
SIRENAS EN LA LUNAClaro que, si queremos visionar algo más bizarro, habría que optar por "Holocausto caníbal", película polémica donde las haya, aunque en mi opinión no por voluntad propia. El argumento trata de la desaparición de un grupo de reporteros en la selva amazónica, que buscaba una tribu de caníbales y la posterior misión de rescate por parte de un antropólogo y sus respectivos guías. El resto se puede adivinar por las imágenes, mucha sangre y vísceras. La película fue acusada de snuff, es decir se pensó que las muertes que se mostraban eran reales, ordenando un tribunal de Milán requisarla y el arresto inmediato de su director Ruggero Deodato. Para contribuir a la confusión, el director les había hecho firmar a los actores un contrato en donde se les impedían aparecer en ninguna otra película durante un año, y el tribunal les dio por muertos al igual que la mujer que aparece empalada. Dado el cariz que tomaban los acontecimientos, Deodato mandó aquella cláusula al carajo y se presentó con los actores que se creían difuntos, amén de dar todo tipo de explicaciones de como se consiguió el truco de la mujer empalada.

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