Revista Libros
1 – ¿qué entiendes por espacio público? (definición)
El espacio público es un espacio multidimensional donde confluyen las dimensiones físicas, sociales, culturales, administrativas y simbólicas. La dimensión física es el soporte de las otras que se articulan en torno a interacciones de individuos y organizaciones publicas y privadas. El peso simbólico de un espacio publico viene determinado por estas interacciones y por elementos estructurales e históricos del espacio. Todo ello referido tanto a la plaza central del casco histórico de una ciudad medieval, como a un parque en un barrio de reciente creación o un espacio apropiado en un no-lugar o un lugar intersticial en la trama urbana.
2 – ¿cómo calificarías el espacio público de las ciudades de hoy? (problemas)
Los espacios públicos han sido siempre escenario de la tensión entre poder y súbdito y posteriormente ciudadano. El poder, las instituciones generalmente locales proveen, diseñan y ejecutan de los espacios públicos. No obstante, los espacios publicos sean calles, plazas, parques son espacios de apropiación por antonomasia. Son lugares donde se articula una topografía espacio tiempo que determina los usos y los valores> simbólicos en cada momento del día, de la semana o del año. Los antiguos usos de lugar de intercambio económico (mercado, feria), político (ágora, foro) o lúdico (circo) no han cambiado tanto, pero si lo ha hecho el escenario. Los espacios públicos en los países desarrollados son espacios hiperregulados, y por lo tanto lugares donde se plantean conflictos de forma permanente, por que cada vez los usos están mas restringidos y sujetos a control. De hecho cada vez mas el diseño de dichos espacios está mediado por la necesidad de control y limpieza superponiendo en muchos casos el estos a un programa que permita que funcionen como lugares de reunión, intercambio y creación social. Es mejor un espacio limpio pero vacío, que un espacio heterogeneo y con usos diversos y espontáneos.
La hiperregulación y el cambio de patrones lúdicos y políticos también aleja a los ciudadanos de los espacios públicos. En muchas ocasiones los espacios públicos solo tienen uso si existen actividades organizadas o establecimientos de hostelería (chiringuitos, terrazas, etc).
Podemos decir que parques y plaza, los espacios de uso público mas característicos tienen diverso grado de aceptación según su ubicación. Los ubicados en las zonas centrales o históricas de la ciudad están mas reguladas (plazas) y su uso mas demandado (plazas y parques). Si hablamos de zonas mas periféricas, a menudo encontramos plazas y parques con usos específicos de ocio juvenil que buscan insertarse en los espacios apropiados de los que carecen en la ciudad y chocan con los usos de otros usuarios y son percibidos como amenazadores y directamente peligrosos.
Sin duda uno de los elementos mas determinantes del uso ciudadano y el control institucional de los espacios públicos es la seguridad, mejor dicho la percepción (objetiva o subjetiva) de su ausencia.
Los espacios públicos han sido siempre escenario de la tensión entre poder y súbdito y posteriormente ciudadano. El poder, las instituciones generalmente locales proveen, diseñan y ejecutan de los espacios públicos. No obstante, los espacios publicos sean calles, plazas, parques son espacios de apropiación por antonomasia. Son lugares donde se articula una topografía espacio tiempo que determina los usos y los valores> simbólicos en cada momento del día, de la semana o del año. Los antiguos usos de lugar de intercambio económico (mercado, feria), político (ágora, foro) o lúdico (circo) no han cambiado tanto, pero si lo ha hecho el escenario. Los espacios públicos en los países desarrollados son espacios hiperregulados, y por lo tanto lugares donde se plantean conflictos de forma permanente, por que cada vez los usos están mas restringidos y sujetos a control. De hecho cada vez mas el diseño de dichos espacios está mediado por la necesidad de control y limpieza superponiendo en muchos casos el estos a un programa que permita que funcionen como lugares de reunión, intercambio y creación social. Es mejor un espacio limpio pero vacío, que un espacio heterogeneo y con usos diversos y espontáneos.
La hiperregulación y el cambio de patrones lúdicos y políticos también aleja a los ciudadanos de los espacios públicos. En muchas ocasiones los espacios públicos solo tienen uso si existen actividades organizadas o establecimientos de hostelería (chiringuitos, terrazas, etc).
Podemos decir que parques y plaza, los espacios de uso público mas característicos tienen diverso grado de aceptación según su ubicación. Los ubicados en las zonas centrales o históricas de la ciudad están mas reguladas (plazas) y su uso mas demandado (plazas y parques). Si hablamos de zonas mas periféricas, a menudo encontramos plazas y parques con usos específicos de ocio juvenil que buscan insertarse en los espacios apropiados de los que carecen en la ciudad y chocan con los usos de otros usuarios y son percibidos como amenazadores y directamente peligrosos.
Sin duda uno de los elementos mas determinantes del uso ciudadano y el control institucional de los espacios públicos es la seguridad, mejor dicho la percepción (objetiva o subjetiva) de su ausencia.
3 – ¿cómo lo cambiarías? (soluciones)
En definitiva los espacios públicos de nuestras ciudades necesitan ser usados mas y mejor. Los usos deberían ser estimulados desde lo público pero también y sobre todo desde la sociedad civil. Se debe buscar el equilibrio entre la actividad, la calidad de vida del entono y la seguridad. Se deben habilitar espacios públicos temporales y dotar de la máxima flexibilidad de usos a los que existen.
El espacio publico debe ser un referente espacio temporal para los ciudadanos tanto residentes en el entorno como en otras partes de la ciudad. Debe ser un atractor de actividad pero también de identidad y significado para los ciudadanos tanto por su diseño y elementos como por las funciones que desempeña en la vida cotidiana.
El espacio publico debe retomar su protagonismo en la vida del ciudadano como individuo (cosa que es cada vez mas frecuente como escenario de ocio deportivo) como para la comunidad como lugar de encuentro y expresión social. Para ello es fundamental apoyar o quizá mejor tolerar los usos informales y nómadas que se dan en los espacios para que generen su propia identidad e historia ligada a la experiencia cotidiana de sus usuarios.
4 – ¿qué papel pueden jugar las nuevas tecnologías en ese cambio? (espacios híbridos)
Hay una cierta relación paradójica entre nuevas tecnologías y espacios públicos. Hasta cierto punto las nuevas tecnologías ofrecen un enorme potencial para los espacios públicos pero también funcionan como sustitutivos de ocio en mucho de los colectivos de usuarios tradicionales como los jóvenes o niños. Si antes las madres mandaban a sus hijos al parque para despejar la casa, ahora están mas tranquilas si estos están enchufados a la tele, ordenador o videojuego. De la misma manera que esto ocurre, las nuevas tecnologías aportan una enorme frescura dinamizadora de la vida comunitaria en los barrios donde es mas fácil hacer una convocatoria, desarrollar actividades organizadas informalmente etc.
Nuevas tecnologías e informalidad son la receta, o mejor dicho parte de la receta de cómo modernizar y volver a poner en primer plano a los espacios públicos en la vida de los ciudadanos.
Se abre también un debate entre el uso público de la red en el los espacios públicos y los perjuicios de las compañias de telecomunicaciones que ven una potencial perdida de control de usuarios y beneficios.
Esto seria a nivel genérico la relación entre TIC y espacios urbanos. A nivel mas especifico, mi desconocimiento me limita mucho en la valoración de las TICs pero a priori seria interesante el desarrollar espacios wifi en algunos espacios públicos siempre que permitan la interacción social y no atenúe el “ostracismo tecnológico” que genera el uso individualizado de telefonía, videojuegos etc en muchos jóvenes.
Andrés Walliser - Estudió sociología en la UCM y posteriormente fue becario del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales de la Fundación Juan March, donde realizó el Master que se imparte en el CEACS de ciencia política y sociología. En el mismo centro desarrollo la investigación para su tesis doctoral, Ciudad y Participación, que leyó en 2002 en la Universidad Autónoma de Madrid, en el Departamento de Sociología.
Posteriormente ha compaginado la docencia en diversas universidades españolas y americanas con la investigación y la consultoría, primero como free-lance y luego como director del Área de Ciudad y Territorio de la Fundación CIREM.
Su enfoque profesional ha girado fundamentalmente en torno a cuestiones relacionadas con la ciudad: inmigración, participación ciudadana, exclusión social, regeneración de barrios o políticas urbanas. Desde el punto de vista del urbanismo ha participado y dirigido algunos proyectos para el Ayuntamiento de Madrid. También ha participado en diversos proyectos europeos como investigador y director, y redes de expertos europeos sobre temas como la exclusión social, las periferias urbanas o el contexto del conocimiento urbano.
Andrés está preparando uno de los cursos que formarán parte de la oferta didáctica+consultoría del Urban Social Design Institue. Foto de Miki López. Fuente: Ecosistema Urbano