Un tren es lo único que queda en una Tierra congelada por los fallidos intentos de contrarrestar el cambio climático (toma sutileza para los psico-climatológicos). El largo convoy lleva años circundando el globo en una suerte de viaje a ninguna parte, e impulsado este gracias a un motor de movimiento perpetuo el cual es el nuevo dios a venerar.
La búsqueda de este movimiento siempre ha sido un hito a conseguir desde tiempos inmemoriables, aunque poco posible de conseguir es…
Película coreano-estadounidense del 2013 inspirada en la novela gráfica francesa “Le Trasperceneige” la cual ya había inspirado un videojuego en 1993 (recomendable y disponible en formato abandonware). Al mismo nivel que Mad Max:Fury road en mensajes subliminales pero injustamente menos venerada, estamos ante una joyita de película cargada de diálogos profundos (el del zapato, el del motor, etc), acción y con una cuidada y bonita estética.
Movimiento perpetuo
Su búsqueda ha estado presente desde el año 624 a.C., cuando el matemático y astrónomo indio Brahmagupta imaginó una rueda de radios huecos llenos de mercurio. El mercurio se desplazaba con el giro resultando un giro automático, tal como escribió Brahmagupta. De forma más enérgica e insistente en la edad media se buscó la forma de conseguir una máquina con movimiento a coste cero; es decir, que el empuje inicial aplicado hiciera que el movimiento perdurase infinitamente. Esta idea está basada en el principio de conservación de la energía (erróneamente); pero estas máquinas hipotéticas infringirían las leyes de la Termodinámica.
La idea de intentar fabricarlas no tiene sino pocos intentos de materializarlos en complicados engranajes, sino que algunos de sus autores son conocidos por todos; Bernoulli propuso una máquina energética de fluido, Robert Boyle con su mental e imposible “frasco de autollenado” e incluso Leonardo Da Vinci (con un fin distinto) fabricó una máquina basada en pesos y contrapesos para demostrar la imposibilidad de este tipo de movimiento, afirmándo: “Oh!, vosotros, investigadores del movimiento perpetuo, ¡cuántas ideas estúpidas habéis creado en esta búsqueda! Sería mejor que os juntarais con los alquimistas.“.
De estas máquinas hay dos tipos. Las del primer tipo realizan una cantidad infinita de trabajo sin entrada de combustible ni de ninguna otro trabajo (imagen superior). El segundo tipo convierten el calor en trabajo con una eficiencia perfecta (un motor de eficacia 100%). Los dos tipos son ilusiones e irrealizables.
No hay una comida gratis
Parte de una premisa económica que buscaba definir de forma resumida la economía. No existe la comida gratis porque, simplemente, no se puede conseguir algo a partir de nada: algo o alguien, en algún lugar, siempre ha de pagar por ello. Este concepto lo recogieron los físicos, colocándolo como una ley fundamental de la física.
La naturaleza establece que el total de energía de una fuente térmica nunca puede ser transformada completamente en trabajo útil; aunque al revés sí, todo el trabajo se puede convertir en calor.
2ª Ley de la Termodinámica
Definición de Kelvin-Planck: “Es imposible construir un aparato que opere ciclicamente, cuyo único efecto sea absorver calor de una fuente de temperatura y convertirlo en una cantidad equivalente de trabajo”.
La energía ni se crea ni se destruye, se conserva; pero los clásicos que buscaban el movimiento perpetuo no tuvieron en cuenta que la fricción afecta a todos y cada uno de los mecanismos, disipando parte de dicha energía en forma de calor y sonido, por ello crear una máquina de movimiento perpetuo es algo imposible.
El experimento mental de James Clerk Maxwell llamado “El diablo de Maxwell” es una forma sencilla de plasmar esta segunda ley: Una habitación dividida en dos donde en ambos lados hay moléculas frias y calientes, encima de la pared divisora hay un diablo que puede manejar molécula a molécula separando las frias de las calientes con una eficacia del 100%, algo imposible debido a la 2ªLey, pero no para el diablo.
Con este planteamiento se podría pensar que es posible violar esta ley, pero no se ha tenido en cuenta la energía que necesita el diablo para cambiar las moléculas de lado, el movimiento del aire al mover el brazo, la decisión de qué molécula cojer, etc; todo esto serían las pérdidas obligatorias que acarrea/obliga la Termodinámica.
Así en la película considerada aquí descubrimos el “diablo” del motor del tren, que no es sino un pequeño niño el cual es el que “paga”; ya que algo o alguien, en algún lugar, siempre ha de pagar, porque: No existe una comida gratis.
Ahora un descansito, nos volvemos a leer en Septiembre… saludos