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Sobran las palabras. La sonrisa de Gandolfini

Publicado el 16 diciembre 2013 por Banacafalata
SOBRAN LAS PALABRAS Sobran las palabras. La sonrisa de Gandolfini
Sobran las palabras. La sonrisa de Gandolfini
Título Original: Enough Said Director: Nicole Holofcener Guión: Nicole Holofcener Fotografía: Xavier Pérez Grobet Música: Marcelo Zarvos Intérpretes: Julia Louis-Dreyfus, James Gandolfini, Toni Collette, Catherine Keener, Ben Falcone, Tavi Gevinson, Tracey Fairaway, Eve Hewson, Anjelah Johnson-Reyes, Toby Huss Distribuidora: Fox Fecha de Estreno: 20/12/2013 Con frecuencia se ha comparado a Nicole Holofcener con Woody Allen. Pero lo cierto es que pese a la verborrea de sus personajes y sus ingeniosos diálogos, la autora neoyorquina escribe a los personajes con un cariño que se siente más cercano al tratamiento de James L. Brooks. Y es, desde ese diálogo incesante y desde ese inmenso cariño, que hace a los personajes mucho más humanos, desde donde nace Sobran las palabras. Una película que se estrena, meses después del fallecimiento de James Gandolfini. Algo que la dota de un sabor amargo, que quizá no estaba puesto en primera instancia sobre el guión, pero que engrandece a la visión de la película. Y es que resulta triste, observar a James Gandolfini tumbado en la cama, con una sonrisa dibujado en los labios, diciendo que sabe que debería bajar peso por su salud, cuando hace tan solo unos meses que nos ha dejado de un ataque al corazón. Porque la penúltima película del actor de Los Soprano (tiene aún una película pendiente de estreno), nos muestra a un Gandolfini inédito. Un Gandolfini alejado de los papeles más rudos que le dieron la fama, un Gandolfini tierno, cercano, con un brillo especial en los ojos. Una película que quizá podría haber sido el comienzo de una pródiga carrera en el cine (ya estuvo brillante en Mátalos Suavemente), pero que supone el final de la trayectoria para un actor que nos dejó demasiado pronto.
Sobran las palabras nos cuenta la historia de Eva, una masajista solitaria, que intenta afrontar su vida a los cincuenta años. Hace diez años que Eva se divorció, por lo que el divorcio no supone una novedad para ella, pero la compañía de su hija, le hizo más llevadera su vida durante este tiempo. Ahora su hija está a punto de marcharse a la universidad, y la perspectiva que se le presenta es bastante solitaria. Yendo a una fiesta en compañía de unos amigos, su vida cambiará cuando conozca a dos personas, por un lado una poetisa, bastante pedante, con la que establecerá una fuerte amistad. Por el otro, un hombre divorciado, que al igual que Eva tiene que aprender a vivir en solitario. Pese a las reticencias de ella, pronto nacerá el amor entre ambos. Resulta maravilloso lo bien descrita que está esta atracción entre ambos, la propia Eva dice que no le resultaba atractivo hasta que empezó a hablar con él, y viendo el transcurso de la cita, el espectador entiende rápidamente en qué momento ella empezó a sentir esa atracción hacia él.  El problema para Eva llegará cuando se dé cuenta de que esas dos personas que acaban de empezar a formar parte de su vida, están casadas entre ellas, e intentará mantener la relación con ambos, sin darse cuenta de cómo la visión del uno sobre el otro puede viciar su propia percepción sobre ellos. Sobran las palabras. La sonrisa de Gandolfini
En Sobran las palabras, se habla de una edad que se siente demasiado complicada para sus personajes. Los cincuenta años. Eva, se encuentra en un punto en el que no sabe qué camino tomar. Es una mujer que se siente demasiado joven para quedarse sola en casa, haciendo punto y mirando la televisión, pero a la vez, siente que es demasiado mayor para salir de casa a empezar a construir una nueva vida. Su concepción de la forma de vivir ha cambiado por completo para ello, la visión de las relaciones que tiene está filtrada por la forma de la que ve a su amiga vivir a su marido, con trastornos que casi rozan lo obsesivo-compulsivo. La maternidad es su gran aliada, y el hecho de que su hija se vaya a ir de casa, le hace crear unos fuertes lazos de unión con la amiga de ésta (una fantástica Tavi Gevinson, que inevitablemente recuerda a una adolescente Michelle Williams, capaz de transmitir toda su fragilidad con una simple mirada), algo que para su desdicha, no será bien visto ni por su hija, ni por la madre de su amiga. Es tan sólo la relación con este hombre nuevo, lo que alimentará cierta esperanza en ella para seguir viviendo. Él es un hombre sencillo, que trata de adaptarse a esa soledad de la mejor manera posible, siendo siempre positivo sobre el rumbo de su vida y tratando de no repetir los errores que le llevaron a la desdicha. La relación entre ambos es siempre humana y real, en cada conversación entre ellos se va leyendo la ilusión por descubrir algo nuevo, las ganas de vivir al lado de esa nueva persona y la esperanza por la reconstrucción de su vida. Las actuaciones de los dos actores, ambos salidos de la pequeña pantalla, sin duda acerca aún más a sus personajes al espectador. El personaje de Julia Louis-Dreyfus, se siente, inevitablemente, como una extensión de la Eleaine de Seinfeld. Un personaje verborréico, frágil e inseguro, incapaz de transmitir sus pensamientos, aunque esto le cueste subir cada día una camilla enorme por unas escaleras gigantescas por el hecho de no pedir ayuda. Mientras que él, como su relación es tierno, sencillo y natural, una cercanía que no conocíamos en un actor como Gandolfini. Queda, Sobran las palabras, como un testamento triste y melancólico sobre la figura de James Gandolfini. Un actor que durante varios años fue Tony Soprano, posiblemente el mafioso más humano que jamás se ha creado en cualquier medio narrativo, un mafioso que tenía que expulsar sus continuos miedos a los ojos del espectador. Ese miedo que también transmitía Gandolfini, se veía, el año pasado, cuando deslumbró en su breve aparición en Mátalos Suavemente, dónde parecía el mismo Tony Soprano después de bajar a los infiernos. Ahora. se quitó el traje de mafioso, y seguía siendo un hombre con miedo, pero que sabía dejar de lado por sus ganas de vivir. Unas ganas de vivir que hacen que la visión de Sobran las palabras, resulté en cierto modo mucho más triste de lo que debería ser, porque al final, acaba siendo un canto a la esperanza de que la vida puede empezar en cualquier momento a rodar. Pero es difícil hacer llegar ese mensaje cuando tienes ante ti a un actor que se fue de una forma tan trágica y prematura.

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